Entrevistas

13 DE MAYO DE 2007 | ENTREVISTA A EMILIO VASCHETTO

Depresiones y Psicoanálisis

Emilio Vaschetto médico psiquiatra y psicoanalista. En su libro postula la malversión del término depresión, que, según el autor, “podría funcionar como sinthome de la época en tanto que es un modo de enlazar el malestar cotidiano.”

-Acaba de salir el libro “Depresiones y psicoanálisis”, qué lo motivó a escribirlo?

-Una de las principales motivaciones fue una frase provocadora de J.-A. Miller en la que expresa que el término “depresión” en la época es un significante efectivo. Y si es un significante que porta efectividad –tal como fue traducido el término freudiano de Wirklichkeit- es que introduce narrativas, modalidades interactivas de vida. Son los modos polares (o bipolares) de vivir, que introducen el mundo maníacodepresivo: el sujeto humano vive a merced de la exigencia maníaca de felicidad o la intolerancia a la tristeza como lo refieren José M. Alvarez y José Eiras en el artículo de mi libro.
Me pareció que un libro que pudiera sobrevolar la clínica, la política y la ética que conlleva esta problemática, podía ser un aporte más para nuestra comunidad.

-En el libro habla de la divulgación del término, cuál cree que es la consecuencia de una posible malversión?
-Lacan habló de la père-version que quiere decir literalmente padre-versión o versión (vers) hacia el padre. En este sentido la malversión del término depresión podría funcionar como sinthome de la época en tanto que es un modo de enlazar el malestar cotidiano. Ahora bien, ¿cuál sería el uso indebido del término? No creo estar en condiciones de responderlo en forma radical. Para los que puedan acceder al libro se encontrarán allí con algunas referencias a distintos campos de la cultura y la ciencia. Desde el artículo de un prestigioso psicofarmacólogo como lo es David Healy (Shapping intimates), donde demuestra el incremento en los diagnósticos de depresión a partir del auge de los nuevos antidepresivos IRSS, al estudio de Lutz sobre la comunidad de Ifaluk donde no existe la depresión como hecho clínico o cultural.

-Teniendo en cuenta que sos médico psiquiatra, ¿qué te aporta dicha disciplina para el abordaje de las depresiones?
-Efectivamente tengo el título de médico psiquiatra, pero ser psiquiatra es casi como decir soy psicoanalista. Son semblantes. Solamente se verificará por el acto si hubo o no intervención médica (como discurso del amo) o acto analítico. Desde luego, mi análisis y mi práctica como psicoanalista me orientan hacia una ética particular. De la clínica psiquiátrica puedo decir, por mi formación en el marco de la psicopatología y del saber de los clásicos (tal como me lo transmitieron mis maestros el profesor Manuel Capurro y el profesor Juan Carlos Stagnaro), que me aportó el gusto clínico y fenomenológico del malestar llamado “psíquico”. Es una falacia pensar que la depresión, tal como La mujer, no existe. Es un hecho clínico, un estado, que cuando es constatado, deben tomarse las decisiones adecuadas. Las psicosis melancólicas, las melancolizaciones en la histeria o en algunos sujetos obsesivos, frecuentemente son de difícil abordaje analítico y muchas veces el hecho de sostener en tratamiento a estos pacientes a cualquier precio no sirven más que para alimentar el descrédito hacia nuestra disciplina. No estoy diciendo más de lo que podemos leer en Freud o incluso en Lacan.

-¿Qué es para usted “la depresión”?
-Dentro de unos días tengo que ir a dar una charla al Instituto Oscar Massota en el CID de la ciudad de Junín y una de las colegas de allí me comentó que están trabajando el seminario de J. Lacan La angustia. Una de las cuestiones que me planteó era el poder hablar sobre la diferenciación entre angustia y depresión. Pareciera ser muy claro, pero no estoy seguro que lo sea para la comunidad analítica en su conjunto.
Me surgió entonces en ese instante una articulación posible, que podría a su vez, contestar a tu pregunta: la depresión en muchos casos es la manera en que la cobardía moral responde la angustia. La matriz de sentido que recubre el sinsentido como urgencia subjetiva.
Por otra parte, la decisión de poner el título del libro en plural (“depresiones”) introduce la consideración de que “depresión” no es un término homogéneo. Conceptualmente puede dar la impresión de un recorrido desde los humores hipocráticos, pasando por las melancolías del barroco, las depresiones reactivas, los cuadros endógenos, la depresión económica o las categorías religiosas tales como elación o cobardía moral que introduce Jacques Lacan para desviar la mirada psicopatológica hacia la ética del deseo. Se trata de hacer un uso del término que contemple en su horizonte: 1) las “maneras de hacer mundos” –como decía Goodman-, 2) el hilo por el que se introduce en el entretejido de las estructuras freudianas y 3) el goce singular con el que cada uno responder al estupor de existir. Imaginario, simbólico, real.

Para ver la reseña del libro de Emilio Vaschetto, ver Aquí


Dr. Emilio Vaschetto es médico psiquiatra, psicoanalista. Miembro de la Escuela de Orientación Lacaniana, miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis y miembro del Centro Descartes. Vicepresidente del capítulo de epistemología e historia de la psiquiatría de la ApsA. Docente del departamento de salud mental de la UBA. Coordinador del equipo de urgencias subjetivas del Hospital Central de San Isidro

Mas informacion:
www.gramaediciones.com.ar

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