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3 DE SEPTIEMBRE DE 2013 | VINCULOS

Violencia filio-parental

Las publicaciones enfocadas en la violencia ejercida por parte de hijos a padres en nuestro país son por lo menos escasas.

Por Lic. María Folco
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El fenómeno de los padres/madres víctimas de la brutalidad de sus hijos/as no se halla aún lo suficientemente documentado.

La razón por la cual puede ser que este tipo de violencia no ha sido abordada en forma específica es que algunos autores argumentan que se trata de una forma de violencia menos peligrosa, en el sentido en que las lesiones serias u hospitalizaciones no son frecuentes, mientras que otros autores sostienen que la tendencia es que esta forma de violencia desaparece de manera espontánea, sin necesidad de intervención.
Este tipo de violencia origina un enorme sufrimiento y estrés en las familias que lo padecen, pudiendo suponer el inicio de una “carrera de maltratador” en los jóvenes que la perpetran y necesita un abordaje específico por parte de los profesionales, tanto de la salud mental como de otros ámbitos, directa o indirectamente relacionados.
Las primeras definiciones encontradas sobre la violencia filio-parental, son definiciones breves y poco operacionalizadas. De esta manera, Harbin y Madden (1979 citados en Ibabe, Jauregizar & Díaz, 2007) la definieron como ataques físicos o amenazas verbales y no verbales.
Definiciones más recientes están elaboradas con una mayor operacionalización. En ese sentido, Cottrell (2001 citado en Ibabe et al., 2007) entiende el maltrato parental como cualquier acto de los hijos que provoque miedo en los padres y que tenga como objetivo hacerles daño. Al igual que en el maltrato conyugal, podemos distinguir las siguientes dimensiones:

  • Maltrato físico: pegar, romper y lanzar objetos, golpear paredes.
  • Maltrato psicológico: intimidar y atemorizar a los padres.
  • Maltrato emocional: engañar maliciosamente a los padres, mentir, fugarse de casa, chantajes emocionales amenazando con suicidarse o con marcharse de casa.
  • Maltrato financiero: robar dinero y pertenencias a los padres, venderlos, destruir la casa o los bienes de los padres, incurrir en deudas que los padres deben cubrir.
    Las relaciones entre los menores que ejercen violencia filio-parental y sus padres son disfuncionales, por lo que se dan unos limitados vínculos afectivos entre ellos, pudiendo estar la negligencia parental en la base de este tipo de violencia (Charles, 1986; Wells, 1987).
    Parece que existe cierta bidireccionalidad en la violencia intra-familiar, porque diversos estudios han encontrado que una mayor tasa de castigos corporales de padres a hijos iba asociada a una mayor presencia de conductas violentas de estos últimos hacia sus padres (Brezina,1999; Patterson, 1995; Peek, Fischer & Kidwell, 1985 citados en Ibabe et al., 2007). La explicación de esta bidireccionalidad estaría en el aprendizaje de modelos de relación basados en la violencia, por el hecho de haber experimentado u observado directamente en la familia comportamientos agresivos durante su infancia, y de esa manera interiorizan que la violencia es la única forma de afrontar los conflictos (Ibabe et al.).

    Como puede apreciarse la temática de la violencia filio-parental aún no ha sido abordada con la profundidad adecuada, sobre todo teniendo en cuenta que es una problemática cada vez más presente en nuestro contexto social. Queda mucho camino que recorrer para los profesionales que trabajamos en salud mental en lo que a violencia filio-parental se trata.

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