Entrevistas

-¿Cuál es la metodología que utilizan en el curso de preparación al examen de residencia en psicología?

-La metodología del curso está especialmente diseñada de acuerdo a la complejidad del examen planteado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. El concurso de residencias y concurrencias propone un método de evaluación tan particular para nuestra profesión que, en caso de no ser seriamente considerado, puede significar una variable capaz de cambiar la dirección de los resultados. No se trata simplemente de la falta de costumbre en este tipo de evaluaciones, sino de una materia que, en toda su amplitud, resulta muy difícil de ser reducida al formato de las preguntas multiple choice. Tomando esta dificultad, fruto -también- de propias experiencias, diseñamos un método de preparación y entrenamiento, meticulosamente pensado para la ocasión, donde el punto crucial es responder la mayor cantidad de preguntas correctamente. Para ello es preciso contar con una técnica que, como toda técnica, sólo puede ser adquirida en la práctica. Como decía antes, no alcanza sólo con saber, también es necesario poder volcarlo en una grilla que nada entiende de razonamientos.
El curso está dividido en preparación y entrenamiento. La primera etapa de Tutorías está dedicada a la preparación. Nos dedicamos a transmitir las herramientas para que cada uno encuentre su método de estudio, que nunca es el mismo que resultó exitoso en la facultad, simplemente por la modalidad de evaluación. La bibliografía es cada vez más extensa y no hay modo de abordarla sin un método adecuado.
Con método de estudio en mano, no queda más que ponerlo a trabajar para ajustar tuercas. En febrero comienzan las clases de entrenamiento. Diez clases, en cada una, un examen choice de 100 preguntas inéditas, de características análogas al real. Luego de ello dos horas dedicadas a investigar pregunta por pregunta. Ponerla patas para arriba y entender por qué la correcta lo es y las demás no. Se trata de un proceso que no sólo facilita el ajuste de la preparación teórica, sino que produce el campo propicio para adquirir una técnica para abordar este tipo de evaluación. Que le encuentren la vuelta a algo que al comienzo resulta tan ajeno.
El curso no sólo pretende ser una preparación global para el examen, sino que brinda diez ensayos (en el sentido amplio del término) de una situación sumamente importante, para que cada quien desarrolle su propia técnica y se acerque a sus mejores resultados.

-¿Cuál es, según su parecer, la problemática más frecuente entre quienes preparan el examen?
-Creo que se trata fundamentalmente de dos cuestiones íntimamente ligadas entre sí. Ambas suelen representar los uno de los mayores obstáculos a la hora de enfrentarse a este proceso. La primera es trasladar el método de estudio utilizado en la facultad a esta experiencia. Ello conduce a la segunda, la suposición de que los resultados que obtengan en el examen reflejaran la calidad profesional, que por tan reciente necesita de confirmaciones. La mayoría de los profesionales que rinden el examen se han recibido sólo unos meses antes. Atraviesan un momento de difícil indeterminación, por ello suelen basarse en experiencias pasadas. Si han sido buenos alumnos en la facultad, trasladan el método de estudio y esperan resultados similares. En la mayoría de los casos, las circunstancias se plantean diferentes. Empezar a ejercer la profesión implica también estos procesos.

-Si pudiera modificar algo del sistema del Concurso, qué modificaría?
-La respuesta más obvia sería el sistema de evaluación. Sin embargo, honestamente no se me ha ocurrido ningún otro sistema que pueda evaluar tanta cantidad de profesionales de un modo igualmente equitativo. Que pudiera sortear las suspicacias, que en nuestro país dejarían tanto espacio a las dudas.
En cambio, desearía que la cantidad de vacantes para residentes tuviera una relación lógica con la demanda de asistencia en salud mental que enfrentan los servicios de psicopatología de nuestra ciudad. Poca gente sabe que existen equipos enteros sostenidos por profesionales ad honorem. Situaciones como esa hacen que no podamos aprovechar la calidad de profesionales con los que contamos. Psicología tiene uno de los porcentajes de ingreso (cantidad de aspirantes vs. cantidad de vacantes rentadas) más bajos de todas las especialidades de salud que participan del concurso de residencia. Que, por cierto también sufren la escasez presupuestaria en nuestro tan querido sistema de salud.

-¿Cuáles son las expectativas de los psicólogos que rinden hoy, a diferencia de otros años?
-La expectativa ha sido siempre más o menos la misma. La indeterminación del final de la carrera no es un proceso sencillo. La tentación de obtener nueva y rápidamente un título que los defina es atractiva. Ya no son estudiantes, el título de licenciado lleva un tiempo de apropiación (para luego desarmarlo en el mejor de los casos. Quedar alienado al “licenciado” no seria la mejor condición para alguien que quiera dedicarse a la clínica). De modo que “residente” obtenido gracias a un examen es lo más parecido a la facultad, otorga un lugar. Quienes resultan “concurrentes” se ven enfrentados más tempranamente a la falta en ese sentido, al menos eso parece.

-¿Cuál es la tendencia de los inscriptos año a año?
-La cantidad de profesionales que rinden año a año ha ido disminuyendo. Honestamente desconozco el motivo. No manejo las estadísticas en cuanto a la cantidad de profesionales que egresan por año y si ello guarda alguna relación con quienes se presentan al concurso. Que, vale aclarar, puede ser interesante solo para aquellos colegas a quienes les interese el trabajo clinico. Pues quienes quieran dedicarse a trabajos en empresas, institucionales o de otras índoles, no tendrían por qué atravesar esta experiencia.

-Por último, cuál fue su motivación para construir un curso de estas características, dedicado a una instancia tan particular como es el examen de residencia?
-Nada podría ejemplificar mejor que la construcción es sólo a partir de la falta. La idea del curso surgió a partir de mi propia experiencia personal, de las frustraciones de aquellos años en los que yo también salía de la facultad con unas ansias locas de llegar al hospital. Si bien la concurrencia me daba acceso a ello, no hay dudas de que es una puerta más precaria, más difícil de sostener. Con ello, el hecho de rendir más de una vez, hace que uno se vaya convirtiendo en un entendido en la materia del examen. Bien, uno puede guardarse ese saber o hacer algo con ello. Cada año, el contacto con quienes nos acompañan en el curso, me hace revivir aquellos inicios. Debo admitir que cada colega que encuentra algo valioso a lo largo del curso, produce una escritura nueva en aquella falta que dio origen a todo esto. Hoy, el psicoanálisis ha renovado mi deseo. Me embarga fundamentalmente el deseo de transmisión, por el que (supongo) cada año me encuentro intentando transmitir, entre otras cosas, algo que va más allá del propio examen: el amor por una profesión que tiene mucho para dar, siempre que se esté dispuesto a apostar.

Natalia Zito Miembro Equipo Bulimia y Anorexia Centro de Salud Mental Nº3 Dr. A. Ameghino. Miembro Equipo Interdisciplinario CEDA. Centro Especializado en Desórdenes Alimentarios / Miembro Equipo Interdisciplinario CITTRAL. Centro Interdisciplinario para el Tratamiento de los Trastornos Alimentarios.