El estudio científico de la conciencia pasó en las últimas décadas de la charlatanería a un objeto riguroso de investigación, en el que convergen biólogos, físicos, químicos, matemáticos y filósofos. Hoy es posible mirar el cerebro en acción desde afuera y así vislumbrar algunas de sus funciones, las zonas que se activan al ver la imagen de la maestra de primer grado, al repasar la tabla del siete o al cantar bajo la lluvia. Sin embargo, la comprensión de la conciencia como esa capacidad de saber quiénes somos, que tenemos un cuerpo o que nos duele la punta del dedo, es aún esquiva, aunque hay acuerdo en que el cerebro tiene mucho -si no todo- que ver.
Contratapa:
¿Somos una función del cerebro? Incluso...¿somos una más de las funciones del cerebro? Nosotros, nuestra historia, nuestras emociones, nuestros dolores, nuestra conciencia... ¿codificados en la actividad de unos miles de millones de neuronas?
En las últimas décadas, el estudio científico de la conciencia dejó de lado la charlatanería y se convirtió en un objeto riguroso de investigación, en el que convergen biólogos, físicos, químicos, matemáticos y filósofos. Hoy podemos mirar el cerebro en acción desde afuera, y así vislumbrar sus funciones, las zonas que se activan al ver la imagen de la maestra de primer grado, o al repasar la tabla del siete, o al cantar bajo la lluvia. Pero el conocimiento de la conciencia, esa capacidad de saber quiénes somos, o que tenemos en un cuerpo y nos duele la punta del dedo, es aun esquiva, aunque se admite que el cerebro tiene mucho -si no todo- que ver.
En este libro el autor recorre las cavernas y palacios de la conciencia: tanto esas zonas luminosas en las que podemos comprender de qué se trata como las cuevas oscuras que el cerebro se resiste a mostrarnos (a nosotros mismos y a los investigadores que las atraviesan con velas en la mano). Luego de un paseo histórico por las ideas sobre el cerebro y la conciencia, entra de lleno en el sistema nervioso para llegar a lo “grande” (los caprichos de la memoria, los dilemas de la ética), a través de las puertas de la percepción, que nos permiten saber que hay un mundo ahí fuera aunque a veces sean engañosas.
Analizando diversos experimentos sorprendentes, Diego Golombek, nos invita a transitar por los bordes de la conciencia perdida... en el cerebro. En suma, nos propone un viaje hacia nosotros mismos.
Índice:
Prólogo, por Marcelino Cereijido
Introducción. Cavernas, palacios y cerebros