ElPSITIO la entrevistó para ahondar sobre su trabajo con los sordos. "La práctica clínica no difiere en la atención de pacientes sordos o hipoacúsicos, lo que difiere es la formación que tenga cada profesional sobre este tema", comenta Schorn."/> ElPSITIO la entrevistó para ahondar sobre su trabajo con los sordos. "La práctica clínica no difiere en la atención de pacientes sordos o hipoacúsicos, lo que difiere es la formación que tenga cada profesional sobre este tema", comenta Schorn."/>

Entrevistas

9 DE MAYO DE 2008 | PSICOANÁLISIS Y DICAPACIDAD

El sonido del silencio

Marta Schorn fue abordando, a lo largo de su carrera profesional, la asistencia de niños y adolescentes con distintas discapacidades. En esta ocasión ElPSITIO la entrevistó para ahondar sobre su trabajo con los sordos. "La práctica clínica no difiere en la atención de pacientes sordos o hipoacúsicos, lo que difiere es la formación que tenga cada profesional sobre este tema", comenta Schorn.

Por Carolina Duek- Juliana Magno
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-¿Cómo fue que decidió trabajar con niños y adolescentes sordos?

-Siendo adolescente, llegó a mis manos un libro de Hellen Keller y me impactó porque trataba de una joven sorda-ciega. Creo que esa lectura fue lo que me marcó a decirme en esta especialización. Al terminar la escuela secundaria, evalúo la idea de estudiar el profesorado de sordos. Eran tres años los necesarios para este estudio pero como tenía 17 años pensé que era un horror esperar tanto tiempo para estudiar psicología... Fue así como decidí no hacerlo y comenzar directamente con la carrera universitaria. Me recibí en diciembre de 1969, una de las primeras camadas de la facultad, con la convicción de que iba a ser psicóloga de sordos sin tener la más mínima idea de lo que era un sordo delante de mí, porque nunca había visto uno. Por esos años no sabía dónde recurrir para interiorizarme sobre este tema. Un día, de pura casualidad, el marido de una colega preguntó en una pequeña reunión si alguien sabia de alguna psicóloga que le pudiera interesar trabajar en una escuela de sordos. Inmediatamente dije “Yo” y es así como comencé a trabajar en IADAL (Instituto Argentino de Audición y Lenguaje) una de las primeras escuelas privadas sordas gestionada por una comunidad de padres. Era un momento en el cual estaba empezando a desarrollarse aquí en la Argentina el movimiento lacaniano, por lo cual la palabra oral tenía una fuerza absoluta y nadie podía considerar que se pudiera atender a personas sordas. IADAL fue mi primera aproximación en un abordaje clínico – educativo de niños sordos absolutamente desconocido para mí y para muchos.


-¿Qué nos puede decir del trabajo en la práctica diaria del consultorio con pacientes sordos?
-La práctica clínica con pacientes sordos es exactamente igual a la práctica clínica con cualquier otro paciente, sea niño, adolescente o adulto. Lo único que importa en esta especialidad es el haberse formado. En mi caso fue una formación de descubrimiento pues tuve que interiorizarme acerca de quién era esa persona sorda y de las vicisitudes por las que atravesaban, y hacerlo en cierta manera en soledad pues no había otros colegas ni profesionales que se interesaran sobre este tema. No es lo mismo un niño o un adolescente, que un niño o un adolescente sordo o con alguna otra discapacidad. Hay ciertas especificidades que son necesarias conocerlas. Por ejemplo, yo tengo pacientitos que tienen dos años y medio o tres sin ningún tipo de lenguaje, ni oral ni de señas, y uno tiene que atender o trabajar desde el orden de lo dramático, desde un juego absolutamente expresivo y tratar de llegar a ellos a través fundamentalmente del juego, del dibujo o de la mímica. Se tiene que incursionar en distintas cuestiones vitales como sea; con niños oyentes, uno está facilitado por poder hacer uso de una lengua oral.

-¿Y el trabajo con los padres posee alguna especificidad?
-Si hablamos de niños siempre trabajo con los padres. Ya sea con un niño con algún tipo de problemática en el orden del cuerpo o con niños que no tienen ningún compromiso orgánico. Yo no atiendo a ningún pequeñito sino es en paralelo abordando la atención de los papás. Cuando son pacientes de 16 o 17 años quizás las entrevistas con padres se hagan más espaciadas. La práctica clínica no difiere en la atención de pacientes sordos o hipoacúsicos, lo que difiere es la formación que tenga cada profesional sobre este tema.

-¿Cuál es su opinión acerca de la Lengua de Señas?
-Al día de hoy los lingüistas reconocen tres lenguas: las orales, las escritas y las lenguas de señas. O sea que en cuanto a conceptualización, la lengua de señas tiene el mismo valor que cualquier otra lengua. Ahora y bien si se le aportara en tiempo y forma a los niños sordos, el uso de la lengua de señas se estructuraría tempranamente al igual que cualquier otro niño y esto ayudaría a la estructuración psíquica. Generalmente no se da así porque está entrelazado con la situación diagnóstica y emocional de los padres. Habitualmente la lengua de señas aparece tardíamente o no se le enseña, mas aún hoy porque a los padres se le sugiere la posibilidad del implante coclear tempranamente y eso los seduce por que les trae la fantasía de reparación mágica, de que su niño deje de ser lo que es, “sordo”.

-¿Cuál es su opinión acerca de la enseñanza integrada, es decir, escuelas con alumnos en integración?
-La integración es una modalidad de abordaje educativo excelente siempre y cuando sea enriquecedora para ese niño y no por una suerte de imposición. Es decir, no tiene que ser dado a todos los niños con discapacidad sin atender a sus reales necesidades .La integración apunta acortar las diferencias, enriquecerse mutuamente pero más de una vez lo que se hace es aumentar las diferencias al no reconocer cuáles son sus prioridades Actualmente hay una tendencia de mayor cuidado y tolerancia por parte de los padres al reconocimiento de lo que su hijo necesita, no están tan “fanatizados” con el tema de la integración. Hace diez años atrás solo se pensaba que había que integrar porque era lo único bueno para ofrecérsele. Lo “bueno” es todo aquello que le sea enriquecedor a ese niño o adolescente; pero si un niño está muy desfasado en cuanto a sus posibilidades cognitivas con respecto a otros niños y no hay una institución educativa apropiada para acompañar ese proceso, el niño no está integrado: está insertado. Inserción no es lo mismo que integración. Ese niño solo ocupa un pupitre pero no se le aporta una adecuada integración social y emotiva.

-¿Es posible que a veces ocurra que, por ejemplo, el niño o adolescente sordo quiera expresarse naturalmente con lengua de señas y los padres se opongan, a ello y por ese motivo recurren a un tratamiento para su hijo?
-Todo niño y adolescente está inmerso dentro de un ambiente familiar. Es raro que un chico exija “yo quiero hacer uso de la lengua de señas” y por ese motivo la familia lo traiga a terapia. La gran mayoría de los chicos están oralizados. Algunos con más éxito, otros aceptablemente, y algunos con suma pobreza. Lo que se observa es que en la adolescencia, el jovencito empieza en forma espontánea a incursionar muy naturalmente en dicha lengua por el contacto con otros jóvenes, por la necesidad de reafirmar su identidad, por más que durante la escuela primaria se lo haya educado oralmente. El joven sordo actual es diferente al de hace 15 años atrás, en el sentido que no cuestiona la lengua de señas, sino que la usa en la cotidianeidad y puede separar adecuadamente los requerimientos que en la escuela se maneje la lengua oral, y con los amigos la lengua de señas. Los padres actuales también son cada vez más abiertos y se interesan por sobre todo por que su hijo sea feliz. No están buscando que ellos estén solo con oyentes, sino que al ser más concientes de que su hijo es sordo desean que sus amigos estén dentro de este colectivo humano.


  • Para ver la Cobertura del IV Congreso Nacional de Salud Mental y Sordera, ver aquí


  • Para ver la anterior entrevista realizada a Marta Schorn, ver aquí


    Marta Schorn es psicóloga, psicoanalista, egresada de la Facultad de Psicología de la U.B.A., docente de posgrado de esa casa de estudios. Presidenta de los Congresos Nacionales y Latinoamericanos de Salud Mental y Sordera. Ha escrito numerosos trabajos relacionados con el tema y es autora de “El niño y el adolescente sordo. Reflexiones psicoanalíticas”, “Discapacidad. Una mirada distinta, una escucha diferente”, “La capacidad en la discapacidad” y “La conducta impulsiva del niño sordo”, recientemente publicado.

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