En cada uno de sus capítulos este libro "aborda una dimensión particular pero las cuestiones planteadas reconocen un común hilo conductor: el destino del arte en la actualidad bajo el espectro de su final, sobre el horizonte de su muerte".
Entre otras cuestiones, Fernández Vega se pregunta: "¿Qué efectos produce, en la venerable idea de libertad y autonomía artísticas en la atmósfera cultural posmoderna, defensora del arte pero promotora de una despolitización, malgré soi, moralizante?, ¿surgió quizá algún sustituto para la historia, factor a la vez normativo y orientador de la cultura artística moderna, ahora sumida a una crisis?"
Para el autor, "la desdicha que el arte de nuestros días suele congelar en mercancías o ahogar en pura euforia personal debe enfrentarse". Con el escritor alemán W. G. Sebald se concluye que "la explicación de nuestra infelicidad personal y colectiva ofrece la experiencia de que, aunque sea a duras penas, puede lograrse todavía lo contrario de la infelicidad".
Contratapa:
El arte resiste los procesos sociales que intentan convertirlo en un servicio de entretenimiento, un consuelo existencial o en un refugio de valor financiero, e intenta mantenerse a la altura de esa promesa de felicidad que Stendhal había vislumbrado en él. Dicha promesa quizás se ha revelado excesiva para nosotros. Pero en la época del fin de todas las cosas, el arte podría intentar, al menos, convertirse en lo contrario de la infelicidad.
Cada uno de los capítulos de este libro discute una dimensión estética particular, pero las cuestiones planteadas reconocen un común hilo conductor: el destino del arte en la actualidad bajo el espectro de su final, sobre el horizonte de su muerte anunciada ya en el siglo XIX por Hegel. ¿Tiene futuro el arte? ¿Ha caído ya definitivamente en el mundo de los productos? La pregunta por el arte es, desde luego, una pregunta sobre el destino de nuestras sociedades.
Indice
Introducción
Lo contrario de la infelicidad