En el libro se verá que Danielle Eleb no admite las maneras del academicismo. Así como Lacan estigmatizaba la poubellication, la “publicación basura”, ella opone un enérgico “no” a la forma lineal de la inmensa mayoría de los escritos.
El libro anuda cuatro conceptos, y la manera de declinarlos según la muerte o el amor. Ellos son: encuentro causa, identificación y destino.
Tal como lo dice en el prefacio del libro Alain Badiou, la autora trata de poner de relieve la conjunción de los efectos determinados de un encuentro, que constituye destino en su sentido afirmativo, y del trabajo de una pérdida, que constituye un destino en su sentido negativo.
Prefacio de Alain Badiou:
Si el descubrimiento freudiano del inconsciente nos ha enseñado a ver en los síntomas una figura, entendida como la figura del destino, esta obra sostiene la hipótesis de un "destino de los tiempos modernos". La problemática lacaniana del azar y lo real renueva el sentido y el uso de la categoría de destino, a partir de la interpretación del automaton y la tyche en la Física de Aristóteles. Con una causalidad significante del sujeto que es del orden del automaton, Lacan articula la tyche en el sentido de buen o mal encuentro, encuentro con lo real. De Aristóteles a Freud y luego de Freud a Lacan, el encuentro es un elemento a la vez determinante y aleatorio de la causalidad del sujeto; la experiencia analítica revela otro sentido del destino de éste. Ese sujeto no será menos deseante por ser el sujeto del inconsciente. Así, lo que se produce "como por azar" va al encuentro del fantasma. El fantasma enmascara un real primero, determinante, que Lacan erige en azar. Con el amor o con la transferencia ha de haber un encuentro que no será una pura repetición del pasado en el presente, sino un amor atravesado por una pérdida. En ese sentido, el destino del sujeto puede volver a jugarse en la cura. El amor de transferencia actualiza el inconsciente no realizado, entre ser y no-ser. Lacan suspende la certidumbre de un ente en provecho de una ética, de lo que debería ser y no de lo que es. Las figuras del destino -Gradiva, Edipo, Hamlet, las del duelo y la melancolía, la del caso clínico de Helene Deutsch, "Neurosis histérica de destino"- encarnan esos destinos singulares, entre la causalidad significante del sujeto y el encuentro de lo real.
De formación analítica y doctora en filosofía, Danielle Eleb dictó clases en el Collège International de Philosophie en el marco de la intersección psicoanálisis. En la actualidad es profesora en el Departamento de Psicoanálisis de la Universidad de París VIII.
Indice del contenido:
Prefacio. Destino de las figuras, por Alain Badiou
Introducción. Inconsciente y destino.
Primera parte. Aristóteles, Freud y Lacan o el encuentro de lo real
Tyche y Automaton en la Física de Aristóteles
La interpretación lacaniana de Aristóteles
De la causalidad psíquica a las cuatro causas del sujeto en lacan
La causalidad en Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis
La causalidad freudiana en Gradiva y La interpretación de los sueños
La causalidad lacaniana.
Segunda parte. Figuras del destino: Gradiva, Edipo y Hamlet. El duelo y la melancolía. La neurosis histérica de destino.
Destino antiguo, destino freudiano
“La creación literaria y el sueño despierto”
Automaton y Tyche en Gradiva
Inconciente y destino: Edipo y Hamlet
Duelo y amor
“Donde Ello estaba, yo debo advenir”
“Allí donde eso estaba, yo [je] debo advenir” (Lacan)
Causa y fin
La neurosis histérica de destino: de la causa al fin de la cura
Bibliografía
Mas informacion:
www.emanantial.com.ar