Entrevistas

23 DE JULIO DE 2007 | APORTE DE LA CCHR

Una perspectiva distinta sobre el “mal llamado ADD”

A partir de la publicación de la cobertura del Simposio “La patologización de la infancia” surgieron repercusiones y comentarios que manifestaron su interés en opinar al respecto. En este caso, nos contactó Gustavo Libardi, representante para Argentina de CCHR (Comisión de Ciudadanos por los Derechos Humanos), quien propone su punto de vista desde el cual “el objetivo es concientizar a la población de la existencia del abuso en las prácticas psiquiátricas”.

-¿Cuál es su opinión respecto de lo que se abordó en el Simposio “Niños desatentos e hiperactivos”?

-El problema del ADD/ADHD es definitivamente grave y urgente de medidas correctivas a nivel gubernamental. El reciente Simposio ha demostrado que en Argentina existen miles de honestos profesionales de la salud, de todas las áreas incluyendo la psiquiatría, que tienen un punto de vista coincidente con el de CCHR, más allá de que se comparta o no todo lo aquí expresado. Eso es un aliciente. El Ministro de Educación de Argentina, el Lic. D. Filmus expresó en la apertura del Simposio, que “...la no patologización del comportamiento de los niños en las aulas, era un asunto de Estado”. Esto también lo celebramos. Sin embargo vemos poca percepción de la magnitud del desastre que se cierne sobre las generaciones que vienen. No porque el desastre no exista en tiempo presente, sino porque no se lo observa en su exacta dimensión. No se evalúa adecuadamente lo que hoy está ocurriendo. Quizá porque nuestra mente prefiere preservarse del dolor que significa percibir semejante destrucción, y opta por algún “extraño” mecanismo, ignorar el peligro de la situación. También puede ser que esté convencido que no hay nada que se pueda hacer. CCHR cree que se puede hacer mucho y sabe como hacerlo.

-¿Cómo surgió la idea de formar una Comisión de Ciudadanos por los Derechos Humanos?
-La comisión fue formada en el año 1969 por el Dr. Thomas Szasz, profesor emérito en psiquiatría de la universidad de estado de Nueva York, Syracusa. El abuso psiquiátrico no es un tema limitado a la relación de un psiquiatra con su paciente. Si bien allí se han detectado innumerables abusos con gran variedad de tipo, el problema es más extenso. La concepción misma de la psiquiatría, podría avergonzar a más de un psiquiatra honesto. Es cierto que si buceamos en los orígenes de la psiquiatría, ya los romanos daban electo-choques e inducían sueños en las personas de manera que cuando se despertaban creían haber sido visitado por los dioses con la solución a sus problemas. Sin embargo la concepción moderna de ella aparece con el profesor Wilhelm Wundt, en 1879, en la Universidad de Leipzig. También podemos nombrar para la misma época a Pavlov en Rusia. Resumidamente estos personajes definieron una ciencia que ubica en el mismo lugar a hombres y animales (como si ello justificase la crueldad), y dio base al nazismo y se alimento del la eugenesia. Recordemos que Hitler era un niño “normal” en su infancia y adolescencia y que tenía en su apogeo fascista a un psiquiatra (Rubin) como consultor de cabecera.

Tanto la Rusia de Stalin, la Alemania de Hitler, el tristemente célebre Bin Laden, Slobodan Milosevic en la ex Yugoslavia y el mismo gobierno de EEUU, han utilizado los sistemas de la psiquiatría, a través de sus servicios de inteligencia, como armas de control social e individual, para obtener sus propósitos. La marina de los estados unidos realizaba ya en 1950 experimentos basados en “Drogas-Dolor-Hipnosis” para determinar muy certeramente acciones que luego un “humano-robot” ejecutaría respondiendo a dichas órdenes. Esto no es Ciencia Ficción. Hay pruebas irrefutables de estas cuestiones.
En 1966 en EEUU se trato de imponer la llamada Ley Siberia, más exactamente, la “Ley para la salud mental de Alaska”, que permitía internar a una persona, no a través de un proceso legal, sino de una receta emitida por un psiquiatra. Esto era la panacea para la enfermedad concebida como disidencia social especialmente por la mente enferma del Sr. John Edgar Hoover, dueño del FBI norteamericano por varias decadas. Un grupo de personas se encargo de comunicar esto a la prensa y entidades de derechos humanos y civiles. Finalmente la ley no pudo ser sancionada en el congreso por la presión pública. Visto y considerando este panorama, se estimó necesario que hubiese un organismo dedicado específicamente al tema, que pudiera investigar profundamente y denunciar públicamente este tipo de acciones. Así surgió CCHR.

-¿Cuál es su relación con la Cienciología?
-CCHR, es impulsada en su creación por la Iglesia de Cienciología. En verdad funciona en muchos países como una entidad independiente de la Iglesia, aunque sus lazos son explícitos. La distinción es que el objeto de CCHR es claro y único, funcionando como entidad laica. Este es ayudar a las personas explicitando y denunciando el abuso de los métodos psiquiátricos donde sea que se produzcan. Tal es el caso de lo que acontece con el ADD.
Las razón de porque a la Iglesia de Cienciología le interesa el tema, y se opone a los métodos de la psiquiatría, provienen de los descubrimientos realizados por L. Ronald Hubbard, en relación a la mente y el daño que los psicofármacos y otras practicas psiquiátricas, provocan en la mente y cuerpo de las personas.

El Sr. Hubbard, posterior fundador de Cienciología (en 1952), comunicó a la A.P.A. (Asoc. psiquiátrica americana) sus descubrimientos. La A.P.A., lejos de canalizar los descubrimientos puestos a disposición por L.R.H., para la obtención de una civilización sana y libre de demencia, anticipó el peligro que significaban para sus finanzas y planes de dominación social. Desde el súper poder mundial que representaban y representan, se establecieron como enemigos de L.R.H. y de toda su obra posterior. Mientras que este grupo busca “Un mundo feliz” a la manera de la obra de Huxley, Cienciología busca una civilización fundamentada en hombres libres. La esclavitud del psicofármaco es la meca del marketing de los laboratorios medicinales, pero estos sirven a su vez a iniciativas menos claras y definitivamente perversas.

-¿Qué objetivos se proponen actualmente?
-El objetivo es concientizar a la población de la existencia del abuso en las prácticas psiquiátricas. Concientizar sobre la incapacidad esencial de la psiquiatría para curar personas. Concientizar sobre las nefastas consecuencias del psicofármaco y demás prácticas psiquiátricas sobre la mente y el cuerpo. El objetivo de este trasfondo, no es la salud mental de la población, sino su “domesticación” social y así la psiquiatría pasa a ser un instrumento adecuado a tal fin.

-¿Cuál es su postura respecto de la medicalización? Y sobre las internaciones psiquiátricas?
-Es claro por todo lo dicho hasta aquí, que nos oponemos terminantemente a ambas ya sea como método de salud mental o de cualquier otra cosa que se pretenda con dichas vías. Lejos de ser una postura arbitraria, cualquiera puede observar a simple vista el fracaso de la práctica siquiátrica. Solo hay que poner atención honesta allí. Cuando una persona “mejora” o “se cura” a través de una practica de este tipo, los daños colaterales son inmensos, y por lo tanto no puede considerarse realmente una cura o beneficio. La característica de estos daños van desde la adicción y estabilización del enfermo dentro de la enfermedad misma, al suicidio, los actos violentos y la muerte. Pero también, en la producción de una sociedad carente de voluntad social, porque sus integrantes han sido reducidos a una condición inferior por recibir trato de animales y no de seres humanos. Conste que en lo personal tampoco aceptaría drogar a los animales.

El origen del problema es mental. La función gobierna a la estructura y no al revés. La psiquiatría pretende cambiar la función afectando la estructura, porque básicamente desconoce o definitivamente niega la existencia de una función, que determina “volitivamente” a través del sistema endocrino el funcionamiento de la estructura. Si el cantante es malo, debemos enseñarle a cantar y no pretender que el desafino proviene de un parlante roto. Si el problema es mental de nada sirve afectar la biología.
La imposibilidad fáctica de reestablecer el equilibrio mental de una persona drogada con psicofármacos durante un tiempo aunque no sea muy grande, es una realidad tangible en personas que llegan pidiendo ayuda a nuestras organizaciones.


Gustavo A. Libardi es representante de CCHR para Argentina desde al año 2005.

Mas informacion:
www.cchr.com

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