ElPSITIO dialogó con el médico psiquiatra Juan Carlos Stagnaro, quien definió el proyecto y destacó qué pasos deberían tenerse en cuenta para que la ley tenga efectos sobre los pacientes psiquiátricos y la salud mental “generando nuevas formas de entender el sufrimiento mental sin estigmatizar, aislar, encerrar a los compatriotas que lo sufren.”"/> ElPSITIO dialogó con el médico psiquiatra Juan Carlos Stagnaro, quien definió el proyecto y destacó qué pasos deberían tenerse en cuenta para que la ley tenga efectos sobre los pacientes psiquiátricos y la salud mental “generando nuevas formas de entender el sufrimiento mental sin estigmatizar, aislar, encerrar a los compatriotas que lo sufren.”"/>

Entrevistas

25 DE JUNIO DE 2007 | OPINA JUAN CARLOS STAGNARO

Debate sobre la Ley Nacional de Salud Mental

ElPSITIO dialogó con el médico psiquiatra Juan Carlos Stagnaro, quien definió el proyecto y destacó qué pasos deberían tenerse en cuenta para que la ley tenga efectos sobre los pacientes psiquiátricos y la salud mental “generando nuevas formas de entender el sufrimiento mental sin estigmatizar, aislar, encerrar a los compatriotas que lo sufren.”

-Participó de la Jornada de Salud Mental, donde se debatió acerca del proyecto de Ley Nacional de Salud Mental (ver nota relacionada) ¿Qué fue lo que se discutió?

-En primer lugar debo decir que la idea de avanzar a nivel nacional en la formulación de una legislación unificada, actualizada y moderna en relación a la Salud Mental me parece una iniciativa digna de la máxima atención y apoyo. El cómo lograrla es fundamental. Mi posición al respecto es clara. Se enmarca en una vieja discusión que nació con la organización nacional: Rosas pretendía darle forma a la estructura política argentina y luego dotarla de una Constitución; Alberdi pensaba justamente lo contrario, y proponía dictar una Carta Magna para que ella sirviera de molde normativo a la organización posterior del país. En otras palabras, la pregunta es si la ley, cualquiera sea, puede ejercer una tracción sobre la realidad hacia una situación ideal deseada o si es necesario construir esa realidad primero y, una vez alcanzada, cuando ya forma parte de lo que ocurre en la sociedad, entonces, y sólo entonces, darle fuerza de ley. Si bien ambas propuestas tienen sus ventajas y desventajas, yo soy partidario del segundo camino. Ahora bien, considero que el mismo no se agota convocando a comisiones y reuniones de debate. Esas instancias, necesarias para la reflexión, intercambio de nociones y conceptos y redacción de un instrumento legal que se someterá luego a los estamentos legislativos son, sin duda, imprescindibles. Pero no pueden ser la única manera de arribar a un proyecto de ley. Creo que la forma correcta surge de una metodología que se apoye en lo que se conoce como Planificación en la acción, es decir, y lo recuerdo muy sucintamente, llevar a cabo a partir de un determinado diagnóstico de la realidad un primer movimiento de acción y enseguida recabar los resultados que son utilizados para planificar la segunda etapa y así sucesivamente en espiral dialéctica como decía Enrique Pichon Rivière, tomando cada nuevo emergente en la nueva formulación para cada etapa sucesiva. Y todo ello junto a los protagonistas de la experiencia: nada sale así “desde arriba” exclusivamente, tampoco se deja el cambio librado a una acción espontánea que quizás nunca llegue. Lo cierto es que si los cambios se dan con la gente que los vivirá es más seguro que se mantengan en el tiempo y se consoliden. Ese será el momento de darles fuerza de ley. En el caso del campo de la Salud Mental deberían participar en la Planificación en la acción equipos profesionales, pacientes y sus familias, funcionarios de distintas reparticiones concernidas en el tema, representantes de la comunidad, etc. Un ejemplo encomiable en la dirección que señalo es la tarea pionera desarrollada en la provincia de San Luis por el equipo conducido por el Dr. Jorge Pellegrini. En este campo se debe luchar con prácticas y prejuicios muy arraigados y si ellos no se trabajan generando nuevas formas de entender el sufrimiento mental sin estigmatizar, aislar, encerrar a los compatriotas que lo sufren. Cualquier ley, por más brillante redacción que contenga será letra muerta y contribuirá más a la confusión que a mejorar tan acuciante realidad.

-¿Qué nos puede contar de la exposición que hizo en el II Congreso de Salud Mental?
-La Mesa Redonda a la que me invitaron se centró sobre los Derechos Humanos. El Congreso coincidió con el aniversario del Golpe de Estado de 1976. Elegí entonces, hacer un homenaje a los trabajadores de la Salud Mental detenidos-desaparecidos en la persona de mi amigo el Dr. Hugo Franano, a la sazón Jefe del Servicio de Internación del hospital infanto-juvenil “Carolina Tobar García”, quien fue secuestrado y asesinado hacia fines de 1976. En esa época yo era Jefe del Servicio de Hospital de Día del mismo hospital y, como consecuencia de la misma maniobra represiva me vi obligado a exiliarme. En mi exposición demostré que la represión se abatió, precisamente, sobre los Servicios y las personas que venían dando muestras de una concepción de la Salud, en general, y de la Salud Mental, en particular, que respondía a intereses populares y lo hacía desde estándares técnico-científicos de jerarquía. Sin duda, y eso hay que entenderlo en el contexto de la época, el compromiso social, militante, con la salud de nuestros compatriotas conducía a una toma de posición que resultaba antagónica con los intereses de quienes sostenían la dictadura y eso atrajo sobre quienes no se doblegaron en sus convicciones la furia del Terrorismo de Estado.

-¿Cuáles son las problemáticas actuales en el ámbito de la psiquiatría?
-Son múltiples. Se pueden señalar tres áreas principales: 1) la persistencia de nosografías basadas en criterios, pretendidamente a-teóricas, que aplicadas a la clínica del paciente individual conducen a desastres terapéuticos; 2) el reduccionismo biológico que desprestigia las neurociencias mismas, pretendiendo hacerles decir lo que ellas no dicen, y conduciendo también a tratamientos exclusivamente biológicos o de reeducación “normalizante”; y 3) un estancamiento repetitivo del pensamiento psicopatológico en general, y del psicoanálisis en particular, que deja el terreno libre a las propuestas enumeradas antes. A estos problemas epistemológicos y clínicos se le deben agregar aquellos factores epocales que inciden en el campo de la Salud Mental de manera decisiva: la crisis del Estado benefactor y del hospital público, los intereses privados de los sistemas gerenciados de salud, los de la industria farmaceútica, ciertas características de la subjetividad contemporánea, etc.
Por supuesto que cada una de estas afirmaciones requeriría un desarrollo amplio para sustentarlas más prolijamente, pero las afirmo con contundencia en la tranquilidad que esa justificación, que por otra parte he escrito y publicado en muchos lados y que comparten numerosos colegas de nuestro país y del extranjero, ha acumulado suficientes argumentos como para cuestionar de manera efectiva al paradigma dominante en la Salud Mental contemporánea.

-¿Qué llevó a que edite la serie de los libros de autores clásicos de la de psiquiatría en castellano?
-En parte un gusto por los libros, la edición y la tarea creativa que me alienta desde siempre; pero, la razón principal tiene que ver con lo que respondí antes. En un período de crisis paradigmática de la especialidad, tener la ocasión de leer nuevamente a los autores clásicos, los fundadores de la tradición clínica, los que pensaron, describieron y teorizaron sobre la locura occidental en la era pre-psicofarmacológica de la psicopatología, puede ser de una importancia vital para arrancar con nuevas perspectivas. Esto es válido para cualquier dominio disciplinar que se considere, y decidí hacerlo en el nuestro.
Fue entonces, por la necesidad de dotarnos de las herramientas necesarias para estudiar y pensar, que comencé a traducir y editar en castellano a autores clásicos con cuyas obras no contábamos en nuestro idioma y que, además, eran muy difíciles de hallar en nuestro medio en sus ejemplares originales. Arribamos, así, a una serie de títulos que constituye la más amplia colección de clásicos de la psiquiatría de las que se han editado en español; que han aparecido y siguen haciéndolo bajo el sello Polemos.

Juan Carlos Stagnaro es Médico psiquiatra (UBA). Profesor Regular Titular del Depto. de Salud Mental, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires y Director de Vertex, Revista Argentina de Psiquiatría.

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