Es que Bleichmar, nacida en Bahía Blanca en 1944 pero porteña por pasión y vida y obra realizada, es una de las más destacadas intelectuales argentinas y una de las más reconocidas en Latinoamérica en su disciplina.
Se formó en la década del sesenta en la Universidad de Buenos Aires en Sociología y Psicología. Debió partir al exilio en 1976 a México. Desde allí, concluyó su doctorado en Psicoanálisis en la Universidad de París VII, bajo la dirección de Jean Laplanche. En México asistió a las víctimas del terrorismo de Estado argentino y dirigió para UNICEF el Programa de asistencia psicológica a los niños afectados por el terremoto de México en 1985, tarea que realizó también en 1994 con las víctimas del atentado a la AMIA.
Docente universitaria de postgrado en el país y en el exterior, Bleichmar es autora de numerosos artículos y de los libros En los orígenes del sujeto psíquico (1987); La fundación de lo inconsciente (1992); Clínica psicoanalítica y Neogénesis (2000); Dolor País (2002); La subjetividad en riesgo (2005) y Paradojas de la sexualidad masculina (2006), entre otros. En Dolor País, Bleichmar abordó con una sensibilidad y profundidad notables la crisis política y social que atravesaba la Argentina y sus consecuencias en nuestra subjetividad.
Su compromiso como intelectual con el padecimiento del otro, que ella considera la verdadera medida de la ética en la sociedad contemporánea, la transformó en un referente obligado.
Sus libros, en los cuales realiza una revisión de los paradigmas existentes alrededor de la constitución del psiquismo infantil y de su funcionamiento, traducidos al portugués y al francés, constituyen material de estudio en numerosas Universidades e instituciones de enseñanza nacionales y del mundo. Pero también lo son sus artículos periodísticos como columnista destacada de Clarín o sus análisis como una de las principales asesoras de entidades y centros culturales como Caras y Caretas. El año pasado, la Fundación Konex la distinguió con el Premio Kónex de Platino 2006 en Psicología.
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www.clarin.com/diario/2007/05/12/sociedad/s-06301