En dichas conferencias, vinculadas a la publicación de sus Écrits, Jacques Lacan se refiere al valor de la palabra, al deseo, al pensamiento y al “agujero en la verdad” producido por la sexualidad.
"Paradojas de Lacan
Lo que le enseña un análisis no se obtiene por ningún otro camino, ni por la enseñanza, ni por ningún otro ejercicio espiritual. Si no, ¿para qué serviría? ¿Esto significa que hay que callar ese saber? Por muy particular que sea de cada uno, ¿no habrá forma de enseñarlo, de trasmitir por lo menos sus principios y algunas de sus consecuencias? Lacan se lo preguntó y respondió de distintas maneras. En su Seminario, argumenta sus anchas. En sus Escritos, pretende demostrar, y atormenta la letra a su antojo. Pero también están sus conferencias, sus entrevistas, sus obras improvisadas, donde todo avanza más rápido. Se trata de sorprender las opiniones para seducirlas mejor. Esto es lo que llamamos sus Paradojas.
¿Quién habla? Un maestro de sabiduría, pero de una sabiduría sin resignación, una antisabiduría, sarcástica, sardónica. Cada uno es libre de trazarse una conducta según su parecer.
Esta serie, primero consagrada a inéditos, publicará a continuación fragmentos escogidos de la obra.”
Su contratapa, por Jacques-Alain Miller
Lacan cae como un paracaidista ante oyentes ocasionales. Tiene una hora para decirles quién es y lo que hace. Los vuelve sensibles al siguiente contraste:
a. El inconsciente es aceptado, ya no asombra a nadie, pero solo por un efecto de propaganda; se han acostumbrado al psicoanálisis, pero como a una moda terapéutica, auxiliada por "charlatanerías" que lo reducen a lo ya conocido.
b. Sin embargo, el psicoanálisis introduce en una experiencia sin par. El inconsciente freudiano es una novedad sin precedentes. Los hechos así revelados son inasimilables tanto a las evidencias del sentido común como a los presupuestos de la filosofía. Tomados en serio, exigen repensar todo de nuevo. Lacan mismo se entregó a ello porque así fueron las cosas (anécdotas).
Su método consiste en partir de lo que todo el mundo sabe. Después, lentamente, astutamente, como quien juega, hace brotar en cascada conceptos sorprendentes: un pensamiento que no se piensa a sí mismo; un inconsciente que es lenguaje; un lenguaje que está "sobre el cerebro, como una araña"; una sexualidad que "agujerea la verdad"; un Otro donde esta verdad se instaura; un deseo que proviene de él, y que solo se extrae de él a costa de una pérdida, siempre; y la idea de que todas estas paradojas responden a una lógica, distinta de lo que se llama "el psiquismo".
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