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31 DE ENERO DE 2007 | CUIDADOS DEL ENFERMO

¿Cómo organizarse ante la internación de un familiar?

Existen dos opciones ante el cuidado de un familiar enfermo. La primera, tomar en grupo el rol de acompañante. La segunda, recurrir a alguien especializado para su atención, tanto en sanatorios y hospitales como en su propio domicilio. Alternativas para ambas situaciones.

Por Mariana Nisebe
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Cuando se habla de pacientes, los especialistas aconsejan no olvidar a todos aquellos que dedican una parte muy importante de su tiempo a cuidarlos. Ellos son los encargados de las necesidades básicas y psicosociales del enfermo y pueden sufrir, según un estudio del Hospital Ramos Mejía, "una serie de problemas físicos, mentales, socioeconómicos y la alteración de su capacidad para atender a su asistido a causa de esta labor, definiendo la sobrecarga" o síndrome del cuidador.

Hay dos alternativas para que esto no suceda: organizarse mejor; siguiendo, por ejemplo, algunas recomendaciones que han sido elaboradas a partir de numerosas sugerencias aportadas en la literatura científica, así como de la experiencia de muchas personas que han aprendido a cuidar mejor a un familiar o a un amigo enfermo.

Siempre teniendo en cuenta que l o ideal, aconsejan los expertos es planificar, pues si bien parece lógico que haya un "cuidador principal", no debería permitirse la sobrecarga de éste.

Como el síndrome del cuidador repercute en la vida de la persona de tal forma que puede llevarla a una situación en la que tendrá que dejar de ejercer su ayuda; surge entonces otra opción: la búsqueda de alguien capacitado y afectuoso para cuidar a nuestro familiar o amigo. Y la tarea no es fácil porque normalmente se siente que nadie mejor que uno para ocupar ese rol y a veces esta decisión puede acarrear cierta angustia. Sin embargo, e ste tipo de situaciones le ocurren con mucha más frecuencia de lo que se cree a miles de familias en todo el mundo, tomándolas por sorpresa y demandando excesivos gastos imprevistos que muchas veces pueden planificarse y prevenirse.

Cuando uno no puede acompañar al enfermo, ya sea por trabajo, hijos que cuidar, otros enfermos en la familia o estrés por haberlo hecho mucho tiempo, co mienza entonces a circular una idea; la de los "acompañantes de salud". Este sistema, explican en Siempre, una de las compañías dedicadas a brindar este servicio, "se caracteriza por ofrecer a los pacientes la contención y asistencia necesaria para superar, de forma más confortable, una internación en sanatorios, hospitales o en el propio domicilio. Además, se brinda a los familiares del paciente, la seguridad y tranquilidad de disponer de profesionales especialmente capacitados y con altos valores humanos que puedan reemplazar, con la misma calidad de atención, las necesidades afectivas de los seres queridos con una mirada objetiva y analítica de cada caso".

"Mi tío, luego de un robo muy traumático, quedó con un cuadro de depresión muy grave y no lográbamos que quisiera quedarse acompañado por nadie", explicó Fernando de la Corte, de 37 años, Maestro Mayor de Obras. El problema era que todos los integrantes de la familia trabajan y no podían hacerse cargo de los cuidados especiales que el tío necesitaba; fue entonces que llegaron a Siempre. "El feeling que se creó entre el acompañante y mi tío hizo posible la atención y el servicio se prolongó durante 8 meses. El acompañante pasaba cerca de 6 horas y se encargaba básicamente de atenderlo, prepararle la merienda, pero sobre todo, lo acompañaba afectivamente para que no se sintiera solo", contó Fernando. Y confesó: "realmente me costo mucho encontrar una persona que se adaptara a mis necesidades. A pesar de haber averiguado por todos lados me sentía desconfiado ya que no es fácil entregar la responsabilidad del cuidado de un ser querido".

Hilda y Aida, acompañantes

"Comencé a trabajar como acompañante ya que tenía una persona conocida que realizaba estas tareas", relató a Clarín.com Hilda Fresón, acompañante de Siempre. Su primer paciente fue una chica de 19 años que padecía bulimia y estaba internada en la sección de psiquiatría en un hospital de la capital. Sus familiares no podían cuidarla debido al trabajo del padre y una enfermedad de la madre por lo que ella entró en "acción". Dentro de la institución, explicó Hilda, "yo debía estar donde ella estuviera, siguiendo sus pasos en todo momento. Durante dos meses, pasé 8 horas con ella y mis funciones eran contenerla, controlarla que no tuviera en su poder elementos cortantes que pudieran lastimarla a ella o a otras pacientes, que no se agrediera, que comiera bien, que no devolviera y que tomara la medicación correctamente ya que muchas veces escondía la medicación debajo de la lengua".

Después de tanto tiempo cuidando a alguien y conteniéndolo es difícil no involucarse afectivamente. Al respecto, contó Hilda, "llega un momento que llegas a un nivel de entendimiento muy grande, no hace falta que hablen para saber que es lo que quieren, que es lo que necesitan. Pero hay que ser lo suficientemente fuerte y valiente para dejar en la puerta de la clínica o de la casa el trabajo". Este tipo de trabajo, relató Aida Maydub, compañera de Hilda, "para mi es algo que tiene que ver mucho con los afectos, con lo familiar, y la gente no termina nunca de agradecernos lo que hacemos, eso me hace muy bien. También se sufre mucho, tanto cuando nos retiramos de los servicios como cuando los vemos llorar y nos piden que no nos vayamos. El convivir hace que nos involucremos y que nos tomen como parte de la familia".

Capacitación de los acompañantes

Cuando surge la idea de que "otro" ocupe el lugar de un familiar en el cuidado del enfermo, las dudas son muchas. ¿Estará realmente capacitado? ¿Será afectuoso? ¿Lo cuidará realmente cuando no estoy?. Estas personas, según coinciden las distintas compañías que brindan estos servicios, son seleccionados por su vocación de servicio, su trato cordial y su fortaleza psíquica necesaria para enfrentar situaciones imprevistas. Y reciben una capacitación que incluye, según el Plan de Estudios de Badante, otras de las empresas dedicadas al acompañamiento, temas como los derechos del paciente, manejo de una emergencia, psicología del enfermo, movilización del paciente y ética del trabajo, entre otros. Finalmente hay una evaluación para asegurarse que dicho acompañante está realmente calificado para su función.

Según Sebastián Levin, director de Siempre, "tratamos siempre de que nuestros profesionales sean personas con capacidad de resolución de situaciones conflictivas, eficientes, que disfruten de su trabajo y sobretodo que tengan un alto nivel de sensibilidad, personas que realmente puedan ponerse en el lugar del convaleciente para llegar a comprender por lo que está pasando y brindarle la atención y contención que necesita". En el caso de los niños, destacó Levin a Clarín.com, "el personal seleccionado es especialmente capacitado con psicopedagogos para ayudarlos a comprender como siente y piensa un niño y como vive el padecimiento de una internación o una convalecencia en el hogar".

Estos servicios se pueden prever con una cuota mensual (los precios van desde los $20). "También hay un sistema de servicio urgente", explica Cuidados Ar, otra de las tres compañías mencionadas dedicadas al tema, destinados a solucionar con rapidez el acompañamiento de un familiar. Ya sea un familiar o un cuidador especializado, según las circunstancias de cada familia; lo importante es acompañar al enfermo. No hay que olvidarse que "está científicamente demostrado que los pacientes acompañados durante la internación se recuperan más rápido", destacó el médico Nicolás Russo, creador de Badante.

Mas informacion:
www.clarin.com
vida.copso.cl/mod/resource/view.php?id=24

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