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Por Bárbara Roesler

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Actualmente, los casos de abuso sexual son cada vez más frecuentes. Las cárceles argentinas cuentan con cerca de 3 mil detenidos por violaciones o abusos sexuales de toda índole. Esta situación lleva a preguntarse: ¿se puede establecer el perfil de un violador?

El Dr. Federico Aberastury*, médico psicoanalista, Miembro Titular de la Asociación Psicoanalítica Argentina, dialogó con Infobae.com en un intento por esclarecer esta cuestión.

Luego de descartar los casos en los que los abusos responden a cuestiones culturales, y que están marcados por huellas muy antiguas que guían la acción (por lo cual no son vistos como “excesos”), Aberastury afirmó que “el violador presenta frecuentemente características de la estructura perversa”, y agregó que su perfil “responde a una determinada patología de la repetición caracterizada por su tendencia a la acción impulsiva”. “Son también llamados borderline, casos lindantes con la estructura psicótica”, aseguró.

Este tipo de patología se relaciona con un “déficit en la organización del yo”, a causa de una falla en la función del nombre del padre en la primera infancia (patología narcisista), y que genera una tendencia a la vivencia angustiosa de un vacío existencial.

Una forma de calmar esa angustia es en el paso a la acción. En ese sentido, Aberastury afirma que “el violador compulsivo es como el criminal serial: no puede evitar pasar al acto”. Entonces, la consumación de la violación –y la posterior repetición del acto- posibilitan en el victimario un alivio que es siempre transitorio y no responde a un estado de excitación sexual previo.

Por otra parte, el especialista asegura que “las patologías que responden a la repetición son ahistóricas”. Es decir, el victimario no siempre fue víctima de una violación con anterioridad.

La reincidencia

“Con seguridad el violador va a repetir el hecho, no importa cuánto tiempo pase, debido a que se trata de un acto para paliar la angustia”, asegura Aberastury. Por eso, considera que un abusador “necesita de un tratamiento específico, condiciones parecidas a las de la recuperación de un adicto, como por ejemplo una organización de redes grupales adecuadas en su técnica a este tipo de trastorno psíquico”.

“En la cárcel”, continúa el doctor, “los violadores son a su vez violados pero a causa de un ‘código interno’. Habría que separarlos en grupos, para lo cual sería necesario reorganizar toda la estructura carcelaria”.

Asimismo, plantea la posibilidad de que un profesional oriente a los jueces para que tengan en cuenta en la sentencia la peligrosidad del acusado, ya que éste no podrá evitar la repetición de la violación cuando salga en libertad. “Los jueces no están asesorados para establecer esto, y tampoco aceptan asesoramiento específico pues, por prejuicios, no tienen en cuenta que el psicoanálisis practicado por idóneos puede elaborar abordajes más adecuados que los pueden ayudar”, sentenció.

En la Argentina, la norma que sanciona estas conductas delictivas es la ley 25.087 del Código Penal, sancionada en 1999, que fija penas para quien abuse sexualmente de una persona de uno u otro sexo sin su libre consentimiento.
Esta normativa da cuenta de tres figuras legales: la del abuso sexual simple, que se castiga con entre seis meses y cuatro años de cárcel; la del abuso sexual gravemente ultrajante, que prevé penas de entre 3 y 10 años; y el abuso sexual con acceso carnal por cualquier vía (la violación), con penas que van de los 6 a los 15 años de prisión.


*El Dr. Federico Luis Aberastury es médico psicoanalista, Miembro Titular con función didáctica de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), especialista en niños y adolescentes. Tiene realizados estudios sobre las patologías en adicciones y fenómenos de la patología de la repetición.

Mas informacion:
www.infobae.com