"Especialmente abordo los problemas de la judeofobia en su sentido universal e histórico y la actualización del terror como una forma del goce sádico que amenaza a la víctima atemorizada pero también al "otro terrorífico", comenta Mirta Goldstein.
Aquí va un extracto de la contratapa del libro:
"La violencia, que siempre implica al semejante, se justifica a sí misma para ocultar la pasión del odio que la moviliza.
En nombre del amor al prójimo o del interés de la humanidad, ¿dónde se dirige el goce sádico en el vínculo social? La respuesta es horrorosa: manda al sacrificio en nombre de alguna posición fanática, lo cual es también una cuestión de política. Política y ética son conceptos para nada absolutos, si responden a una ley simbólica que desnaturaliza al Bien como al Mal en su sentido radical.
La Segunda Guerra Mundial comenzó con el propósito de una solución final; han cambiado los tiempos pero no los propósitos. Los diversos fundamentalismos de nuestra época reniegan del germen de nihilismo y autodestrucción que implosiona en su propio seno. El xenos: extranjero y enemigo, deriva en segregación y victimización debido a la intolerancia a las mismidades diferentes, pero, sobre todo, por la sumisión a las pertenencias idealizadas. Por esta razón, cada generación está conminada a pertenecer y cada sujeto es responsable de decidir cuándo exiliarse simbólicamente. Cuanto más el sujeto y la sociedad reniegan del goce de la destrucción del prójimo, más el vandalismo y la violencia tiñen la vida cotidiana.
La polaridad terrorista-aterrorizado, la cual subsume a las luchas de clases y de géneros, domina al mundo actual.
Desarticularla supone cuestionar a los discursos "anti" que se arrogan la representación de los derechos del hombre.
Para enfrentar a las distintas modalidades de xenofobia, racismo y segregación que se producen en el malestar cultural de nuestro tiempo, es necesario denunciar las desmentidas implícitas en esos discursos y políticas.
La autora descompone la dupla víctima-victimario y propone dilucidar la experiencia sobreviviente a los distintos holocaustos. Analiza la "judeofobia" como paradigma de todas las formas de xenofobia y desarrolla, a partir de allí, una teoría del síntoma social. Se centra especialmente en la desmentida del sadismo y en la increencia de que en el "otro" pueda faltar la compasión, desmentida e increencia del goce sádico -tanto del lado del victimario como de la víctima- que conducen a hechos de tortura y masacre. Relee cuidadosamente lo ya anticipado por Sade como característica distintiva de la modernidad y denomina "erótica de la crueldad" al rasgo sobresaliente de la subjetividad del siglo XXI."
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Prólogo, de Amelia Imbriano