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Entrevistas

5 DE NOVIEMBRE DE 2006 | ENTREVISTA A AMELIA IMBRIANO

"La globalización ha traído una aceleración de los fenómenos de transculturación"

A propósito de la publicación de su libro, Amelia Imbriano analiza las consecuencias del discurso capitalista en el que vivimos y propone la elaboración de una nueva metapsicología. “Hay que ponerse a estudiar una nueva metapsicología correspondiente a la clínica que tenemos actualmente."

-¿Cómo fue que surgió la idea de escribir un libro sobre la globalización (“La Odisea del Siglo XXI”)?

-Vengo dictando seminarios sobre los efectos de la globalización desde el año 90. El tema me comenzó a interesar hace muchos años porque me llamaba la atención el pesimismo de algunos autores argentinos. Sobre todo, del filosofo Herrera Figueroa y el sociólogo Pedro David. Ambos cuentan con mucha formación y producción en filosofía, y a mi se me ocurría pensarlos como pesimistas respecto de su punto de vista sobre la globalización. Me llamaba mucho la atención que hicieran tanta crítica a la tecnología, a los avances de la ciencia, a lo que hoy llamamos los gadgets. Ambos han tomado el tema de la globalización desde los inicios de la década de los 70. Sobre el año 90 entonces comencé a dedicarme al tema, a propósito de un viaje a Colombia donde los efectos devastadores estaban más descarnadamente a la vista. Es un tema que me interesa mucho porque yo considero que la globalización es el discurso de época.
Cuando hablamos de discurso hablamos de una lógica de posiciones en los sistemas culturales donde no solamente es la posición del sujeto respecto al Otro, sino que hay dos lugares más: la verdad y la producción. Desde las variaciones del discurso de época me interrogo si acaso no debemos pensar en otra metapsicología posible. La clínica que vio Freud está referida a una época del "discurso del amo", una clínica en donde la lógica discursiva traería como efecto subjetivo la represión como mecanismo de defensa del yo. Resalto lo del mecanismo de defensa del yo, porque la clínica de hoy muestra que la represión en su faceta defensiva fracasa. La clínica de hoy hace interrogar la vigencia de la represión. Es la clínica del acto, en donde este sujeto que ha estudiado el psicoanálisis, "el sujeto con memoria" pareciera tambalear en su organización simbólica. Hoy estamos frente a un sujeto que necesita el golpe, la inscripción de lo real sobre su cuerpo, para frenar.
A veces escucho que hay falta de límites, y no hay que ser ingenuos. No es que haya falta de límites, el cuerpo está haciendo de límite, la vida misma está en riesgo, como si hubiera una incapacidad de asimilar experiencias y utilizarlas en función de la prudencia, del cuidado. La prudencia está en desuso. No creo que pase por problemas de aprendizaje, ni por problemas de inteligencia. El discurso capitalista se anticipa con el objeto, no dejando espacio a que un sujeto pueda emerger en tanto sujeto deseante. El discurso capitalista nos ha convertido a todos en sujeto de goce. Estamos en una época donde hay que volver a pensar una metapsicología.

-¿Cómo piensa el tema de la nueva metapsicología que planteaba recién?
-Estamos frente a una nueva economía psíquica, que todavía los analistas no tenemos los parámetros formales, por eso digo que hay que ponerse a estudiar una nueva metapsicología correspondiente a la clínica que tenemos actualmente. Una clínica donde el estatuto de la metáfora está debilitado y que no tiene que ver necesariamente con la psicosis y tampoco con la perversión. Lacan postulaba que estamos en una época de debilitación del discurso paterno. Creo que no solamente se puede definir desde la debilitación del discurso paterno. Eso es evidente. Pero hay que ver un poco más las consecuencias del discurso capitalista, que entiendo es un cambio diferente al debilitamiento del padre.

-¿En qué consiste esta nueva economía psíquica que habla?
-Es una economía en donde el sujeto queda objetalizado, queda equiparado del lado del objeto desechable. La metapsicología no la tengo formalizada, creo que hay que ponerse a estudiarla. La globalización ha traído una aceleración de los fenómenos de transculturación. En mi consideración, creo que ese es uno de los puntos más importantes, porque esta idea que tienen los sociólogos de falta de referente, tiene que ver con esta aceleración en donde no hay tiempo a que algo pueda ocupar un lugar de referente simbólico, porque ya cambió. Siempre estamos en un circuito muy veloz de cambio de referente y es por eso que el referente termina siendo el cuerpo: La gente frena con el cuerpo. Va a haber que estudiar la forma de articulación de los tres registros. Creo que Lacan nos ha dejado una buena base, estudió muy bien los puntos de intersección de un registro con otro y los tipos de goce, creo que hay que ahondar en eso para hacer una nueva metapsicología. En todo caso, así como podemos hablar de la debilitación de la función paterna, también consecuente y coherente con eso hay que hablar que el sujeto está en relación a una significación fálica siempre precaria, siempre evanescente.

-En su libro desarrolla el concepto de pulsión ¿Cómo lo relaciona con los fenómenos de la globalización?
-Yo soy muy freudiana y creo que todo psicoanalista lo es. Tánatos es una pulsión primordial que necesita ser obstaculizada por otra pulsión. Lo que trae el discurso capitalista es una inhibición de la pulsión de vida. Porque trae como consecuencia es un achatamiento del sujeto deseante. Es toda una apariencia absolutamente nefasta este sujeto feliz que tiene el objeto al alcance de la mano. Estamos en un mundo en donde si hay algo que dicen todos es que no tienen tiempo. Si hay una pequeña evidencia es que el discurso de época, la industria, se ocupa al máximo de los tiempos libres. El tiempo libre tiene un valor muy grande en el mercado. Esa invasión del Otro a través de la intromisión de objeto anticipando un goce, deja muy poco espacio subjetivo para el deseo, para la fantasía. Me refiero al deseo como un punto donde circula lo que Freud llamó pulsión de vida.
El punto es que en este discurso de época, el deseo tiene muy poco espacio para hacerle disyunción al goce y entonces hay un gran predominio de la pulsión de muerte. Hay falta de referentes simbólicos, y el cuerpo es el que hace de límite. La falta de referentes simbólicos, más allá de la historia de nuestro país, tiene que ver con uno de los rasgos de la globalización, que es la legitimación de lo ilegítimo. Eso es algo que está articulado en el matema del discurso capitalista que nos muestra que hay una circulación permanente, que todo es reciclable, que todo es aprovechable. Las consecuencias culturales y subjetivas de este proceso de "legitimación de lo ilegítimo" son muy graves, porque eso conduce a la falta de referencia. Lo que hace es voltear los ordenadores simbólicos: Algo ocupa un lugar de ordenador simbólico y rápidamente cambia. Esto se hace con mucha velocidad. Los fenómenos de transculturación traen cambios de referente culturales. Si estos se cambian permanentemente, hay un tráfico rapidísimo entre lo legitimo y lo ilegitimo, y queda una cultura con inestabilidad de referentes. Un sociólogo como Pedro David diría "el referente es el discurso capitalista", el referente es el proceso de rápido cambio de lo legitimo por lo ilegitimo, esa transmutación es el referente. Entonces vamos a tener que pensar qué estatuto para un sujeto que se articula a un ordenador simbólico en continuo cambio. Queda para pensarlo para la próxima...

-¿De qué tratará su próximo libro?
-Tengo pensado escribir otro libro, pero no se todavía cuál tema escoger, porque tengo conmigo dos compromisos diferentes. Por un lado me gustaría poder escribir un libro abierto a la comunidad, no dirigido a los psicoanalistas. "La odisea del siglo XXI" ya tiene su intención de poder estar a mano por fuera de los psicoanalistas, por eso explica el concepto de pulsión desde el vamos. Pero igual, creo que es para un público universitario. Por otro lado, tengo el compromiso de comenzar a estudiar una nueva metapsicología. Pero eso es un estudio muy riguroso que exige ser freudianos al máximo. Evidentemente estamos frente a una clínica que nos muestra sobradamente evidencias de un desborde pulsional y vengo estudiando mucho sobre el concepto de pulsión porque es el concepto más fuerte que articula la clínica con la teoría, así que tal vez siga por ese lado.


Amelia Imbriano. Doctora en Psicología Clínica. Decana del Departamento de Psicoanálisis de la Univ. Arg. J.F. Kennedy. Miembro consultor de las Maestrías en Psicoanálisis de la Univ. del Aconcagua (Argentina), Univ. de Antioquía (Colombia), Middlessex University (Inglaterra). Presidenta de la Fundación Praxis Freudiana.

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