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5 DE NOVIEMBRE DE 2006 | PSICOTERAPIA CARACTEROANALÍTICA

Los trastornos de personalidad (Parte II)

El 3 de Noviembre de 1957 falleció Wilhelm Reich, psiquiatra, experto en sexología. Destacó por sus aportaciones técnicas al psicoanálisis, siendo miembro didacta en el Instituto de Berlín. En referencia al aniversario del fallecimiento de W. Reich, El PSITIO publica en dos capítulos el trabajo que Xavier Serrano escribiera con relación a los trastornos de personalidad.

Por Xavier Serrano Hortelano
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El encuadre o "Setting"

Podemos afirmar, que, excepto en las circunstancias antes descritas, el encuadre o "setting" de nuestra praxis sigue la tradición de la psicoterapia europea, y por tanto toma como referencia el psicoanálisis. De hecho Reich se sentía en todo momento dentro de ese movimiento (ver libro: Reich habla de Freud, 1970). Por ello es un encuadre analítico. Nos identificamos parcialmente con el psicoanalista Etchegoyen (1986) cuando recuerda que el setting es "ante todo una actitud mental del analista y que alberga un contenido, el proceso. Este contenido consiste en la singular relación entre analista y analizado y se compone de tres elementos: transferencia, contratransferencia y alianza terapéutica. Para que el proceso se desarrolle debe existir un marco lo más estable posible, el encuadre".
En nuestra experiencia, esa actitud, no sólo es mental, sino también emocional y por tanto energética, analógica, y es el elemento básico del "diván reichiano". El encuadre, -sin el cual no hay proceso, y por tanto no se cubren los objetivos clínicos-, se configura a partir de una sistemática que vehiculiza una serie de técnicas, pero para que sean funcionales deben estar moduladas por la posición y la forma de estar del terapeuta. Estando junto al paciente, respetando su ritmo, sin inducciones ni consejos, sin formulaciones ni recetas sobre aspectos actuales de su vida. Con esta actitud la persona se siente acompañada, pero al mismo tiempo se facilita que pueda desplazar afectos que desarrolló con objetos afectivos históricosa través de lo cual se va estableciendo la transferencia.
En resumen, existirá una suficiente neutralidad, sin que por ello se pierda la atmósfera empática. En términos de Matte blanco diríamos que el terapeuta debe saber colocarse en los dos planos de un encuadre analítico: el simétrico y el asimétrico.
Las sesiones individuales se realizan con el paciente tumbado con el cuerpo visto y el terapeuta junto a él pero sin invadir su espacio. El número de sesiones y la perioricidad se determina en función de la estructura pero suele estar entre un mínimo de una sesión semanal de 50 minutos o una sesión cada quince días de una hora y media (sesión doble) y un máximo de dos sesiones dobles a la semana. No hay tiempo establecido (a diferencia del encuadre de la P. B. C.) para terminar el proceso el cual se producirá, como cualquier otra situación del encuadre, a partir de un acuerdo entre el paciente y el terapeuta.

Psicoterapia caracteroanalítica profunda: Vegetoterapia caracteroanalítica

Una vez establecido el contrato terapéutico, en el caso de un encuadre profundo, comienza la vegetoterapia caracteroanalítica (orgonterapia): "Cuando en 1935 se descubrió el reflejo del orgasmo, el acento del trabajo caracteroanalítico se desplazó hacia el domino somático. El término representó el hecho de que ahora mi técnica terapéutica influía sobre la neurosis caracteriológica en el dominio fisiológico. Hablamos de , indicando con ello el trabajo simultáneo sobre el aparato psíquico y sobre el somático (sistema neurovegetativo).
Esta praxis clínica está modulada fundamentalmente por la relación terapéutica que se desarrolla teniendo muy presente la estructura del paciente. La dinámica transferencial va acompañada de la activación de recuerdos y de emociones vinculadas de forma particular al objeto transferencial y al segmento de la coraza que estamos trabajando. Siguiendo la tradición reichiana (Reich, 1945) el proceso se realiza de forma cefalocaudal, del primer al séptimo segmento, porque es la forma en que se han ido estableciendo los bloqueos y las tensiones, las defensas frente al distress producido en su proceso de ontogénesis, como ya hemos visto anteriormente. Este abordaje de lo muscular se desarrolla fundamentalmente a través de la ejecución, por parte del paciente de ciertos actings neuromusculares que han sido señales moduladoras del proceso evolutivo infantil, durante un cierto tiempo y durante un cierto número de sesiones. El tiempo de ejecución de cada acting es de unos 20 minutos. Durante ese tiempo la persona está centrada en la acción muscular y, en su respiración, observando las cosas que pasan por su mente en una posición de atención flotante. Si aparecen sensaciones o imágenes el paciente estará atento para compartirlo verbalmente luego con el terapeuta comunicando aquello que recuerde. Asimismo si aparece alguna emoción se abandonará a vivirla conscientemente. El terapeuta mientras tanto está a su lado, acompañando esa acción, pero sin intervenir, solo empatizando con lo puede sentir el paciente y observando sus reacciones involuntarias neurovegetativas, que forman parte del lenguaje corporal que el terapeuta debe entender. Y en el momento apropiado contrastar, señalar o analizar, dentro del proceso de elaboración analítica.
Estos actings se desarrollan de forma secuencial siguiendo la metodología de F. Navarro (1990) aplicándola en función de las estructuras (Serrano, 1994)) Para tener una referencia práctica, describiré algunos de los actings que se realizan con el primer segmento : mirar un punto en el techo con la boca abierta (focalizacion objetal: señal relacional primitiva); mirar un punto en el techo y después la punta de la nariz (diferencia objetal primitiva descrita por R. Spitz); mirar a derecha e izquierda (entrada del tercero, emergencia de lo esquizoparanoide) o mirar en forma circular (relación grupal, entrada del sistema familiar, realidad social y movimiento que solo pueden hacer los mamíferos humanos). Existen actings para abordar los siete segmentos de la coraza muscular descritos por W. Reich que se van dinamizando, buscando la recuperación de la motilidad vegetativa y la funcionalidad neuromuscular. No hay muchos actings pero los que empleamos han sido experimentados y baremada su funcionalidad suficientemente. Por otra parte lo importante no es la cantidad de movimientos sino la repetición y el análisis de la forma de realizar ese movimiento que en cada persona será diferente. Formando todo esto parte del análisis del carácter, entendiendo por carácter la estructuración defensiva psico-somática, que se va a reflejar tanto en la conducta con su base psíquica como en la respuesta muscular con su base somática. De esta manera, no inducimos ni provocamos emociones, ni regresiones, sino que facilitamos una progresiva conciencia corporal a través de la cual el sujeto siente la diferencia entre el yo y carácter, la relación entre la historia y su conducta actual, sus límites y sus potencialidades y va sabiendo gestionar su realidad en función de un yo al que le acompaña una coraza -carácter flexible y basada en el principio del placer y de la expansión, del amor, y por tanto en la capacidad de entrega y de vivir la experiencia orgástica que siempre acompaña una mayor capacidad de compromiso social.
Pero esto no es fácil, implica sumergirse de alguna manera en “nuestro infierno”, en lo que hay detrás de las resistencias, las pulsiones reprimidas, con las consiguientes resistencias que aparecen a lo largo del proceso condicionando el ritmo y el tiempo del mismo.
Este abordaje individual va acompañado del trabajo de grupo. Esta modalidad del trabajo en grupo empieza cuando en la terapia individual se ha elaborado suficientemente el proceso de “separación-individuación “, utilizando el término de Mahler. Es decir, cuando el paciente ha integrado en su yo los aspectos negados de su proceso de maduración de su primera infancia y está capacitado para relacionarse con el “otro”, pudiendo abordar todos los conflictos que esa persona fue encontrando en su proceso de integración social (familia amplia, escuela, pandillas,...). Esto suele coincidir desde el punto de vista neuromuscular cuando en el trabajo de desbloqueo cefalocaudal se empieza a trabajar el tercer-cuarto segmento. Son grupos mixtos de 12-14 personas con dos coterapeutas de distinto sexo con una sesión mensual durante dos años (lo social es concreto y como tal el espacio grupal tiene un tiempo de duración) y donde el sistema grupal desarrolla su propia matriz para trabajar dinámicas sociales conflictivas como los conflictos de género, la paranoia social, los roles, el miedo a la autoridad, el individualismo, la dificultad de asumir responsabilidades sociales y la identidad grupal.
Dentro de una sistemática propia se utilizan las referencias del grupoanálisis de Foulkes. Del psicodrama de Moreno junto a técnicas psicocorporales Pero el objetivo fundamental es que los participantes a través de la matriz grupal y de los conflictos que se desarrollan en ese grupo tomen conciencia de los conflictos sociales que viven en su vida real, y que, entre todos, encuentren formas de resolución. Es una forma muy importante de adquirir la “identidad social o del colectivo”, algo tan carente en nuestro sistema social.
Teniendo presente que ese espacio grupal es una herramienta convergente de la vegetoterapia individual y en función de esa tesis se desarrolla la praxis de los terapeutas.
Por último señalar que el sufrimiento emocional y, por tanto algunos trastornos de personalidad, exigen un abordaje interdisciplinario al ser necesario combinar la psicoterapia individual con la terapia de pareja o la asistencia familiar, y en este sentido vemos necesario la aproximación de profesionales que desde distintos modelos y experiencias clínicas podamos abordar cada día de una forma más funcional y deontológica el sufrimiento psíquico y emocional de las personas que atendemos en nuestros espacios clínicos. Lo cual nos conducirá, necesariamente, a cuestionar y revisar nuestros propios límites y sufrimientos y a poner medios personales y colectivos para prevenirlos y evitarlos. Y consecuentemente también nos veremos impulsados a desarrollar una praxis preventiva asistencial que he definido como “ecología de sistemas humanos”, a través de la cual, es posible, que en algún momento futuro -como decía mi Didacta F. Navarro-, vivamos en una sociedad donde nuestra función clínica ya no fuera necesaria.


Xavier Serrano Hortelano es Director de la ESTER. Psicoterapeuta caracteroanalíitco especializado en sistemas humanos y sexología. Supervisor de Vegetoterapia caracteroanalitica. Didacta en varias escuelas especializadas de Europa y Latinoamérica. Autor de varios libros especializados.

Mas informacion:
www.esternet.org/xavierserrano

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