Articulos

29 DE OCTUBRE DE 2006 | DIALÉCTICA DEL DESEO

La dialéctica en Hegel y la experiencia

Teniendo como hipótesis que e l psicoanálisis subvierte la noción de sujeto que introduce Descartes es que Arturo Frydman desarrollará este artículo. En este nivel, la subversión del sujeto en psicoanálisis implica la articulación de: sujeto, inconsciente y certeza.

Por Arturo V. Frydman
Enviar por mailImprimir

En la “Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconciente freudiano”, la subversión se refiere a la idea de sujeto en Hegel y se aplica a las nociones de sujeto en relación al saber y la verdad, el deseo, el cuerpo y la muerte.

El apoyo que toma en Hegel, que sirve a los fines estrictos de formación, es de método. Un método que no es sino el de la experiencia, tal como indica el subtítulo de la Fenomenologia del Espíritu, que es “ciencia de la experiencia”. Y es por este intento de hacer ciencia de la experiencia que Lacan propone seguir un camino análogo, pero con los datos diferentes “que son los que nos son ofrecidos”

I
El conjunto de la Fenomenologia del espíritu, planteado en su aspecto cartesiano debe responder a la pregunta de la filosofía: “Pienso, luego soy; pero ¿qué soy?”

A la hora de definir la problemática central de la Subversión de sujeto y dialéctica del deseo en el inconciente freudiano, Lacan dice que “nuestro problema, a saber: ¿Qué soy Yo (Je)?”

La repuesta cartesiana a la pregunta ¿Qué Soy? “Soy un ser pensante” no satisface a Hegel.
Preguntándome ¿Qué soy? Y respondiendo “un ser pensante no comprendo nada de mí, o muy pocas cosas.

“La respuesta de Hegel al ¿Qué soy? es: no soy solo un ser pensante, soy además, y antes que nada, Hegel.”, habiendo destacado previamente que Hegel es un individuo que lleva por azar el nombre de Hegel. Separación entre un individuo –in divisible-, y un nombre.
¿Que es pues este Hegel? Y comienza por afirmar que es un hombre de carne y hueso, que realiza una actividad- sentado en una silla, frente a una mesa, escribiendo con una pluma, sobre un papel. Sabe que todos esos objetos son productos del trabajo humano. Sabe que ese trabajo se efectúa en un Mundo humano, en el seno de una naturaleza, de la cual él mismo forma parte. Y ese mundo esta presente en su espíritu en el mismo momento que escribe para responder “que soy?”. Nos solo oye ruidos. Sabe que los ruidos son cañonazos. Que esos cañones son productos de un Trabajo, fabricados a su vez por una lucha a muerte entre los hombres. Y sabe también que son los cañones de Napoleón. Sabe que vive en un mundo donde actúa Napoleón. { cfr. La subjetividad de la época}
Notemos que a diferencia de la operación cartesiana que implica una puesta en duda de todo el saber, en el intento de vaciar absolutamente de contenidos a los fines de alcanzar una certeza, por el contrario la descripción del proceso hegeliano implica la suma de saberes, no una mera acumulación, sino su procesamiento dialéctico, a los fines de alcanzar un ultimo nivel de la relación del sujeto al saber.

II

En la Subversión del sujeto, Lacan sigue un camino que enlaza la función del sujeto, en esta oportunidad en su articulación con el deseo.

La ocasión posibilita el pasaje de la concepción del deseo como una pura metonimia, la aspiración de un significante por otro, economía de un deslizamiento incesante, al deseo articulado en una dialéctica que señala la relación del sujeto con el saber.

La idea que se despliega es que la noción de verdad necesita de la relación del sujeto al saber, y que éste saber, está condicionado por ciertos estados, actitudes necesarias, etapas sucesivas, momentos de la conciencia humana en general, “una grilla por la cual no podemos más que sentir, en todo momento, la aplicabilidad a todos los rodeos de nuestra experiencia. Ella es de un valor de ejercicio, de un valor formador ejemplar”.

En esta vía que intentaré desplegar un tramo de La fenomenologia, articulado a nuestra experiencia
Ha sido sumo interés para mi seguir la lectura que hace Hegel de la pareja, clásica ya en sus tiempos, de los fenómenos y las esencias.
El entendimiento descubre un interior de las cosas por oposición a su manifestación sensible. Eso, el ser verdadero, lo suprasensible, es lo opuesto al fenómeno, el mas allá de su apariencia y del dato positivo. Este mas allá recibió diversos nombres en la historia del pensamiento que precedió a Hegel. Fue llamado la idea por Platón, mónada por Leibniz, fuerza en la física newtoniana, vida en la biología vitalista, cosa en sí por Kant.

Esta esencia oculta de las cosas puede existir independientemente del sujeto que las piensa.
Pero para Hegel, a éste interior, esencia verdadera, el entendimiento sólo puede contemplarlo a través del fenómeno, es decir de aquello que se manifiesta. Entonces va a destacar que éste, el fenómeno, no es solamente una apariencia, un disfraz, un aspecto de la cosa, sino un fenómeno en tanto totalidad de lo que aparece. “El fenómeno no sólo parece ser, sino que se revela y revela lo que es verdaderamente” ¿Cómo se explica este cambio?

A través de otra concepción de lo qué es ese interior, ese ser verdadero. Hegel lo va a considerar un puro más allá para la conciencia, un vacío, porque es la nada del fenómeno. De éste interior la conciencia no sabe nada, no por limitaciones de la propia razón sino porque en lo vacío no se conoce nada.
¿Entonces que saber sería posible construir a partir de la concepción de un interior que es un puro vacío? Hegel da dos caminos posibles: Si no se pudiera hacer nada con lo interior y su entrelazamiento con él mediante el fenómeno, no quedaría más camino que atenerse al fenómeno mismo, es decir tomar como verdadero algo que sabemos que no lo es: o bien, para que en este vacío, que primero es vacío de cosas objetivas y luego, en su extensión, es tomado como vaciedad en sí, es decir vacío de todos los comportamientos espirituales, decíamos: para que haya algo en este vacío, por lo menos lo llenamos de sueños, de fenómenos que la conciencia misma engendra. Y remata con su opinión que son mejores los sueños que la vaciedad.

Repasemos este aspecto del pensamiento de Hegel, el fenómeno era una apariencia que ocultaba un ser verdadero. Pero en Hegel en el lugar del ser verdadero, de la esencia, se ubica un vacío, ya que es nada de fenómeno.
Para saber de ésta nada indica dos posibilidades:

-1-
Tomar al fenómeno como lo verdadero.
Como dice Zizek, con Hegel, nunca hemos de oponer inmediatamente el estado de las cosas como son“correctamente” y el punto de vista de una conciencia errónea: si hay engaño no podemos sustraerlo de la Cosa; el engaño constituye su propia entraña. Si tras el velo de los fenómenos no hay nada, es a través de la mediación de ésta nada como el sujeto mismo se constituye en el acto mismo del falso reconocimiento. Tras el telón, lo que hay es el hecho de que el sujeto piensa que ha de haber algo detrás. Las ilusiones, si bien son “falsas” están ubicadas con eficacia en el lugar vacío tras el telón. La ilusión ha abierto un lugar virtual en el que ésta es posible, un vacío que llena con lo que es tomado como la “realidad ilusoria”. Si restamos de la ilusión su contenido positivo, lo que queda no es nada sino una nada determinada: “el vacío en la estructura que abrió el espacio para la ilusión”

Entonces, de lo interior podemos decir que:

a) Proviene de la manifestación en tanto que, a raíz del encuentro de la conciencia con el objeto como manifestación, surge la intención de entender ese objeto, y esto produce la noción de división entre algo que se manifiesta y su interior.

b) Hay que agregar, que la manifestación es mediación con el interior, ya que no puedo saber nada de ese interior sino por su interposición. c) Pero aun Hegel profundiza su concepción completando que la manifestación es la esencia del interior, y es de hecho lo que la llena. “Lo suprasensible es lo sensible y lo percibido (...); y la verdad de lo sensible y lo percibido es el fenómeno. Lo suprasensible es por tanto, el fenómeno como fenómeno” .
Pero vale la aclaración que no es el fenómeno como percepción sensible e inmediata, sino el fenómeno puesto como en verdad lo es, como interior.
“Vemos que en el interior de la manifestación el entendimiento no es en verdad otra cosa que la manifestación misma... Elevada sobre la percepción la conciencia se presenta unida a lo suprasensible por medio de la manifestación a través de la cual mira el fondo del interior... ”.

-2-

“Y se ve que detrás del telón que debe cubrir el interior, no hay nada que ver, a menos que penetremos nosotros tras él, tanto para ver, como para que haya algo detrás que pueda ser visto”, dice Hegel
“Se alza pues el telón sobre lo interior y lo presente es el acto por el que lo interior (la conciencia) mira lo interior” ¿Pero que hay en lo interior? Lo que hay tras el telón es que el sujeto piensa: ¿qué hay tras de él?

Pensar, dudar, sentir, soñar, fenómenos que la misma conciencia engendra para llenar ese vacío total, vacío de todos los comportamientos espirituales y diferencias de la conciencia como conciencia.

3

Notable hallazgo. Para Hegel los sueños son un fenómeno que vela un vacío irreductible. El mas allá de los sueños es el vacío, y en él lo único que se afirma es la decisión de un sujeto confrontado a una elección forzada entre el fenómeno o la nada: “...y tendría que contentarse con recibir ese trato, no siendo digno de otro mejor, ya que después de todo, los mismos sueños son preferibles a su vaciedad.”

III

Para concebir la apariencia como “mera presencia”, el sujeto ha de ir mas allá, atravesarla, pero lo que allí encuentra es su propio acto de pasaje. Recordemos la frase recién citada de Hegel: “Y se ve que detrás del telón que debe cubrir el interior, no hay nada que ver, a menos que penetremos nosotros tras él, tanto para ver, como para que haya algo detrás que pueda ser visto”.
Zizek puntualiza que no hay que reducir estas proposiciones hegelianas a elevar al sujeto como esencia sustancial de la totalidad del ser. Es decir creer, con la conciencia que tras el velo de los fenómenos, se oculta otra Esencia trascendente. Y concomitantemente, suponer que en el pasaje de la conciencia a la autoconciencia, se experimenta que esa Esencia tras los fenómenos, esa fuerza que los anima, es el propio sujeto

Esta lectura identificaría al sujeto con una Esencia oculta tras la cortina y omitiría el hecho crucial que el pasaje hegeliano de la conciencia la autoconciencia implica la experiencia de una falla radical: El sujeto (conciencia) quiere penetrar el secreto tras la cortina: pero el sujeto fracasa en su esfuerzo porque tras la cortina no hay nada.

Finalmente, cuando Hegel se pregunte por el Yo del deseo, va a responder que no es sino un vacío ávido de contenido, un vacío que quiere llenarse. Ahora bien para poder serlo, no puede ser un ser que es, que es eternamente idéntico a si mismo, que se basta a si mismo. El hombre debe ser un vacío, una nada que no es una nada pura, sino algo que es en la medida en que aniquila el ser, ya que su deseo es definido como activo y negador.


Arturo V. Frydman es Profesor de Fac. Psicología. UBA y Maestrando en Psicoanálisis Universidad Kennedy.

Mas informacion:
www.kennedy.edu.ar

Videos
La corresponsabilidad ante la vulneración de derechos de niños, niñas y adolescentes (NNyA). El rol del organismo de protección de derechos de NNyA en CABA.
Tapas y contratapas
Lectura del Discurso de Roma
8.4.2024  /  A 70 años
Lectura del Discurso de Roma
Ética y psicología
9.3.2024  /  Rol social del psicólogo
Ética y psicología
Lacan
12.12.2023  /  La antifilosofía 3
Lacan
Futuro por venir
7.11.2023  /  Psicoanálisis y el Hospital
Futuro por venir