Entrevistas

29 DE OCTUBRE DE 2006 | ENTREVISTA A SARA VASSALLO

“En el ámbito hospitalario los argentinos llegan mucho más lejos que los franceses”

A propósito de la publicación de Sartre/Lacan, la autora habla de las relaciones entre filosofia y psicoanalisis y se interroga acerca de la dificultad de salir de la influencia del discurso francés en psicoanalisis. Entrevistada por este medio comenta: “El problema argentino es que practica una importación demasiado dócil de los discursos franceses u otros y se respalda en ellos como si fueran incuestionables”.

-Recientemente se publicó la versión en castellano “Sartre- Lacan. El verbo ser entre concepto y fantasma” ¿Tiene pensado escribir un próximo libro?

-Estoy terminando un ensayo sobre el masoquismo, basado en las consecuencias de la crítica de Lacan a la existencia de la “relación sexual” en Freud. Esa crítica permite la ampliación, diría transclínica, de la noción de masoquismo primordial, diferente de la escena sado-masoquista. La idea es que el masoquismo primordial, indetectable en la clínica, es elaborado por el escritor. A través de Kierkegaard y Dostoïevski busco las huellas de esa noción, definida por Lacan en una última fase como “goce de lo real”. El escritor toma una importancia muy grande en la última enseñanza de Lacan, y el paso por esas obras me sirve al mismo tiempo para poner a prueba el paso del síntoma al sinthoma. Evidentemente, con escritores y pensadores como ésos, los problemas se amplían. Por ejemplo, la incidencia de Kierkegaard en Lacan desemboca fatalmente en la pregunta por la solución religiosa, que Lacan no excluye.

-¿Cómo fue que se orientó hacia la filosofía dentro del psicoanálisis?
-Es al revés. Al psicoanálisis llegué después de la filosofia y la literatura, o sea, que accedí a Lacan por intermedio de Sartre y Kierkegaard y no a partir de Freud. Entendí algunas de sus elaboraciones porque había transitado antes por la otredad en Sartre o la no-verdad en el nihilismo de Nietzsche. En realidad, me interesé por Lacan cuando leí su texto sobre “La juventud de Gide”, donde engarza el deseo con la letra. Nunca me hubiera interesado por el psicoanálisis si no hubiera reconocido ciertos conceptos filosóficos en la inflexión que hace Lacan de la filosofía, por ejemplo el concepto de objeto que invade toda su reflexión hasta el final. Transformándolos completamente. Para no hablar de la idea de lo femenino, tan difícil de entrever en los textos filosóficos clásicos. La cuestión del acto tal como la trata Sastre, por ejemplo, pertenece enteramente al campo del psicoanálisis. Nunca había podido tragarme las versiones freudianas de tipo hedonista que circulaban en Buenos Aires en los años 70. Tal vez me dejé engañar por la vulgarización. Diría que me reconcilié con el psicoanálisis gracias a la relación de Lacan con la filosofía. No soy de los que separan filosofía y psicoanálisis, creo que el psicoanálisis reelabora desde otro ángulo cuestiones que siempre estuvieron latentes en la filosofía. Lo fascinante del vínculo entre ambos campos es que se verifica en la clínica.

-¿Qué diferencia encuentra entre el trabajo psicoanalítico en Francia y Argentina?
-El problema argentino es que practica una importación demasiado dócil de los discursos franceses u otros y se respalda en ellos como si fueran incuestionables. Hasta llegan a importar síntomas y problemáticas que no son los argentinos por tal de adecuarse al discurso que viene de afuera. En ese sentido diría que en Francia hay más riesgo cuando se toma la palabra, el francés se siente dueño de su discurso porque se hace responsable de él. Para él, no hay Otro del Otro. Pero la gran paradoja es que por otro lado en la Argentina hay una libertad y una inventividad únicas, que hace que el discurso importado se transforme y adquiera una originalidad y una pasión inauditas. En el ámbito hospitalario, por ejemplo, estoy convencida de que los argentinos llegan mucho más lejos que los franceses, que están enquistados mal o bien en viejos modelos psiquiátricos. La cuestión es muy compleja, tiene que ver con nuestra historia cultural. Es un problema del que yo, como argentina, no me excluyo y del que nunca salí.

-¿Sobre qué temas está investigando actualmente?
-Mis investigaciones se canalizan por el lado del vínculo de que hablaba antes entre filosofía y psicoanálisis. Estoy profundizando la cuestión de la continuidad del pensamiento de Lacan con ciertas tesis de las filosofías existenciales. Por ejemplo, a partir de la acentuación del prefijo “ex” enfatizada por Heidegger, que saca al sujeto del dominio del ente y de la mundanidad. Esa idea fué retomada por Lacan. Mis proyectos actuales van orientados a desarrollar la anticipación, a partir de los existencialismos, no solo de la idea del sujeto descentrado sino de la formalización borromea. Además, la anticipación que constituyen la libertad en Sartre y la “paradoja” de Kierkegaard respecto de la idea metafísica de causa. Lo cual abre al significante nuevo de Lacan (lo Real). Después está el problema de la heteronomía de la Ley, que se puede rastrear a partir de Kant.

-¿Cómo se imaginá la práctica del psicoanálisis dentro de unos años?
-La noción lacaniana de sujeto, que implica mal o bien una subjetivación de la división, se va haciendo cada vez más difícil de pensar y al fin de cuentas, de vivir en la actualidad. Para evitar que se convierta en una pura reflexión culturosa o nostálgica sobre un sujeto que ya no existe, habría que volver tal vez al giro cuasi etnológico que Lacan había sugerido en un momento. Ya que nos hemos convertido en Otros para nosotros mismos, culturalmente e individualmente. Introyectar por ejemplo de una buena vez el psicoanálisis en la práctica jurídica, que trabaja en lo penal esencialmente con el paso al acto. Que el trabajo de la sanción y reinserción sea psicoanalítico. Lo que el psicoanálisis trata en este momento son, más que nada, pasos al acto, que se efectúan en una relación oscura y masiva con la Ley.

Una de las caracterísiticas de los análisis actuales es que los pacientes vienen con ese estereotipo en la cabeza. En todo caso, no es el psicoanálisis el que puede decidir de su evolución futura, llegará un momento, si es que ya no llegó, en que la realidad es la que va a poner a los psicoanalistas contra la pared.


Sara Vassallo, psicoanalista, graduada en Letras por la Universidad de Buenos Aires y doctora en Letras por la Universidad Aix-Marseille, realizó estudios en Francia en el área de psicoanálisis. Ha enseñado en el Colegio Internacional de Filosofía en París. Es autora de Sartre-Lacan (2006) y de diversos artículos que enfatizan la necesidad de tensar el vínculo entre filosofía y psicoanálisis. Dicta seminarios que recogen su sólida formación teórica y su experiencia clínica en París y Buenos Aires.

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