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28 DE OCTUBRE DE 2006 | ENTREVISTA A SILVIA BLEICHMAR

Radiografía de la Argentina

¿Son mortales nuestras heridas? ¿Padecemos desnutrición intelectual? Diagnóstico de la psicoanalista que se conviritió en best-seller.

Por Jorge Barello
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Cálida, cordial y profundamente comprometida con sus convicciones, Silvia Bleichmar logra hacer de la reflexión aguda un ejercicio permanente.

Interesada por el país, por el otro, intenta ensamblar los fragmentos de la historia reciente que no resultan fáciles de entender ni de digerir.

En su estudio, y custodiada por una biblioteca que conjuga horas de lectura con objetos queridos, Bleichmar hilvana respuestas proteicas e inteligentes. Como en su último libro, "No me hubiera gustado morir en los 90", las ideas y los pensamientos se plasman en conceptos que transitan la esperanza, la utopía, la nostalgia y la reconstrucción.

Noticias: ¿Cuál es el mejor analgésico para los dolores de nuestra memoria social?
Silvia Bleichmar: Yo no soy partidaria de analgésicos si no se resuelve el mal que produce el dolor, porque se pueden tapar los síntomas que dan cuenta de la gravedad de una enfermedad. El analgésico tiene que ser usado con prudencia en la sociedad y es muy útil cuando ya se conoce la causa. Si no, simplemente se puede postergar el diagnóstico. La memoria tiene una cualidad: uno puede recordar y olvidar, mientras que la rememoración es algo incontrolable que avanza en la cabeza. En la Argentina se produce permanentemente la rememoración, la sensación de que retorna algo anterior no resuelto, como si no termináramos de reponernos. La única analgesia posible es crear condiciones de mayor bienestar moral.

Noticias: ¿A qué se refiere con bienestar moral?
Bleichmar: Me refiero no solamente a la disminución del riesgo físico o psíquico. Hoy, en general, la gente tiene más miedo de envejecer mal que de morir. Una enorme cantidad de argentinos tiene una profunda sensación de orfandad. Hay que cambiar la agenda argentina, hoy centrada en la seguridad y no en la impunidad. Cambiaron las condiciones: el imperativo categórico de la moral se ha transformado en hipotético. Para decirlo fácil: cuando yo era niña mi mamá me decía: "si robás me muero de vergüenza". Actualmente se le dice a los chicos: "si robás te echan del colegio". La moral pragmática ha reemplazado a la moral trascendental.

Noticias: A veces, con la memoria, se prefiere hacer un lifting de los malos recuerdos. Cambiarles la cara para verlos distintos...
Bleichmar: Eso es brutal. Además, yo no coincido con la idea de que hay una sola memoria. La memoria tiene una manera de seleccionar los recuerdos y de significarlos. De todas formas, creo que la Argentina se ha vuelto un país más memorioso. Hay una recuperación importante de la memoria en relación con la construcción de la identidad. La identidad es una suerte de residuo de la memoria.

Noticias: Los argentinos ya estamos inmunizados contra varias cosas. Sin embargo, ¿deberíamos vacunarnos contra algo más?
Bleichmar: Primero repasemos el concepto de vacunar: es recibir el mal en pequeñas dosis, para poder inmunizarse frente a los grandes males. Nuestro problema es que nunca recibimos nada en pequeñas dosis. Cuando tenemos inflación, es hiperinflación. Cuando tenemos represión, es terrorismo de Estado con desapariciones. Entonces, no existe la posibilidad de vacunarnos porque todo nos llega en grandes dosis que nos enferman.

Noticias: ¿Cómo si fuera una epidemia?
Bleichmar: Es como una epidemia de supervivencia permanente. Lo grave es que los traumatismos han producido cierta des-sensibilización y hay como una fatiga de lo traumático. Pasan cosas y la gente no logra amalgamar una posición frente a ellas. Se va produciendo por grupos: algunos recuerdan la tragedia de Carmen de Patagones, otros recuerdan lo de Cabezas, otros a María Soledad. Es impresionante ver cómo el país se dispersa hasta en sus duelos y arma cicatrices queloides. Por eso no creo que haya una vacuna para la Argentina.
Permanentemente hay situaciones epidémicas que no son endémicas, porque cuando uno piensa que ésa es la enfermedad natural, surge otra cosa inesperada.

Noticias: Todos conocemos los efectos tóxicos que tuvo la mentira en nuestra historia ¿La verdad, también puede tener efectos adversos?
Bleichmar: Sí, por supuesto: cuando la verdad no es dicha para bien del otro sino para evacuar la angustia interior de quien la expresa. También hay otra cuestión: en nuestro país nos hemos convertido todos en semiólogos. Ya no interesa tanto si algo es verdadero o falso, sino quién lo anuncia, por qué y en qué momento. Volviendo a la pregunta, yo no hablo de reivindicar la mentira sino de ser prudente con la verdad. También hay que diferenciar entre la vida pública, donde el ocultamiento es corrupción, y la vida privada, donde el ocultamiento puede ser una forma de preservar al otro.

Noticias: ¿Cómo se aprende a sobrevivir con una sobredosis de realidad tan intensa?
Bleichmar: A veces endureciendo la membrana. Se produce como cierto autismo, como una renuncia al reconocimiento de la realidad . Me impresiona ver cómo a veces noticias impactantes pasan totalmente inadevertidas. Por ejemplo, el hecho de que hayan absuelto a un violador porque decía que estaba enamorado de la víctima. Es gravísimo usar la psicopatología como excusa sin que la sociedad se asombre: que Barreda salga el libertad o que alguien como Etchecolatz, que atentó contra los mandamientos, bese un crucifijo. La sociedad se ha acostumbrado al horror y se protege viéndolo casi como idiosincrático.

Noticias: ¿Existe riesgo de desnutrición afectiva en la Argentina?
Bleichmar: No sé si afectiva. Es interesante ver cómo los argentinos nos aferramos a los vínculos para sobrevivir. Yo me sigo emocionando cuando lo comparo con otros países. No creo que haya desnutrición emocional. Lo que hay es un minamiento de lo emocional a partir de una desnutrición intelectual y moral. Y no me refiero a la moral histórica, sino a los grandes principios de la ética. Hace tiempo que trabajo por diferenciar estas cuestiones: hay cosas que se consideran morales por ser legalmente válidas, pero éticamente son injustas e incorrectas. Por ejemplo, que el país esté lleno de alimentos y lleno de gente que no come es legalmente correcto, pero éticamente espantoso.

Noticias: ¿Sería positivo y razonable practicar una autopsia moral en algunos casos?
Bleichmar: El problema de una autopsia es que se hace sobre un cadáver y nosotros, por suerte, somos un país que está vivo. Yo soy partidaria de hacer biopsias y en mi práctica lo hago constantemente.

Noticias: ¿En qué consisten las biopsias?
Bleichmar: En que uno puede sacar pequeñas muestras que permitan la comprensión del conjunto. Yo trabajo a través de la lectura de síntomas y eso lo hago también con la sociedad civil. A partir del caso María Soledad hubo un cambio en el modo en que fueron concebidas ciertas cuestiones. Durante años se ha dividido en víctimas puras e impuras, en víctimas inocentes y culpables. Víctima culpable es una contradicción “in terminis”. Las víctimas son víctimas. El caso María Soledad fue el primero en el que no se pusieron en el centro las características de la niña, sino el hecho de ser víctima de una patota de poder. En este sentido, me gusta mucho el concepto de biopsia como preventivo y organizador.

Noticias: ¿Cómo es la relación que tenemos los argentinos con algunas palabras, derivadas etimológicamente de corazón?
Bleichmar: ¿Por ejemplo?

Noticias: Cordialidad...
Bleichmar: Somos ambivalentes con respecto a la cordialidad. No somos políticamente correctos, pero, pese a todo, seguimos siendo sensibles con el semejante.

Noticias: Cordura...
Bleichmar: No somos demasiado cuerdos, pero a veces la falta de cordura nos ha salvado. Las madres de Plaza de Mayo no fueron cuerdas. La cordura puede significar el acuerdo con las legalidades más perversas e inclusive llevar a la pérdida de la imaginación. En ese sentido, lo que caracteriza al ser humano no es su normalidad sino su especificidad. Uno no se enamora del otro porque es cuerdo, se enamora porque lo fascina el aspecto de locura que tiene la pasión. El tema de la cordura sólo me preocupa en el borde mismo de la acción, pero no respecto a la probabilidad de imaginar mundos posibles.

Noticias: Coraje...
Bleichmar: Somos dispares. Hemos sido muy valientes para algunas cosas y muy cobardes para otras. En ciertos momentos de nuestra historia y de nuestra vida personal hemos tenido mucho coraje, y así enfrentamos diariamente la vida. Es impresionante la capacidad de la sociedad civil argentina para reponerse de sus golpes y para buscar formas simbólicas de reordenamiento. Creo que todavía no hemos logrado que el coraje individual que permanece, se convierta en colectivo para encontrar un destino compartido.

Noticias: Corrupto...
Bleichmar: Aquí hubo una aquiescencia muy grande. Esto no es nuevo. Yo me acuerdo, cuando era niña, de la frase "roban pero hacen". Eso no empezó en los 90, sino que viene de mucho antes, inclusive de la época de los conservadores. De manera que tenemos una cierta connivencia y un hábito de tolerancia con la corrupción. Eso no quiere decir que seamos todos corruptos. Hay una enorme cantidad de gente, inclusive funcionarios, que siguen planteando conservarse al margen de la corrupción, lo que no es tan sencillo dentro de la corporación política.

Mas informacion:
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