Entrevistas

24 DE SEPTIEMBRE DE 2006 | PROGRAMA DE EXTERNACIÓN ASISTIDA

Ponen en marcha un proyecto sobre la desmanicomialización

A partir de la ley Nº 448 de Salud Mental se presentó en el Ministerio de Derechos Humanos de la Ciudad de Buenos Aires un proyecto que lleva el nombre de PREASIS. En la entrevista los integrantes del programa cuentan qué tipo de abordaje realizan con los exinternados. La clave parece estar en “cambiar la visión del paciente psiquiátrico como una persona que no se puede recuperar.”

Para hacer un poco de historia, es bueno tener en cuenta que entre los siglos XVI y XVIII, el hospital se configura como el lugar institucionalizado con una doble función, por un lado va a ser el instrumento que va a dar respuesta al problema de la pobreza, la enfermedad y la marginación, sirviendo de albergue para pobres, locos, desvalidos y todo tipo de marginados, al tiempo que un instrumento de control social.

A principios de XIX se va configurando el “manicomio” como la institución específica para la atención del enfermo mental desempeñando diferentes funciones: por un lado, una función médica de tratamiento y curación, cuya eficacia es escasa por los efectos de masificación, su escasez de personal y precariedad de los medios y condiciones. Por otro lado una función social, de asilo y refugio protegido para aquellos que no contaban con medios ni capacidades para afrontar la vuelta a su comunidad. El manicomio acabará estructurándose como una institución total. El objetivo terapéutico, el tratamiento médico y el cuidado irán perdiendo peso e irá primando cada vez la función de control social.

En la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX, en forma paralela empezaron a surgir diferentes críticas tanto por su situación y condiciones como por su poca efectividad. Pero no fue hasta después de la Segunda Guerra Mundial cuando se formó un movimiento para transformar la situación de la atención psiquiátrica. Fue un intento de reconvertir e incluso suprimir el hospital psiquiátrico y la búsqueda de un nuevo contexto en donde situar a las personas con enfermedad mental y atender sus problemas: la comunidad.

A continuación, la entrevista realizada a los miembros del Programa PREASIS (Programa de Externación Asistida para la Integración Social):

-¿De qué se trata el Programa?
-La idea general del programa es tratar de desagotar la cantidad de pacientes de los hospitales psiquiátricos que están ahí porque no tienen recursos para valerse en la comunidad. Terminan estando en el hospital sin tener necesidad de internación. Para generar la salida de los hospitales es que empieza a funcionar el programa. Trabajamos en 2 líneas: Las unidades convivenciales que es donde van a vivir las expacientes que nosotros hacemos a admisión acá, y otra línea que tiene que ver con disponer de los recursos del ministerio de derechos humanos y sociales y de otras áreas del gobierno de la ciudad y de nación también.

Hoy por hoy hay 3 pacientes que están viviendo en la unidad convivencial, que es totalmente autogestiva, tratamos de monitorear el funcionamiento pero la idea es que ellas se valgan por su cuenta, tienen labores en talleres, una de ellas trabaja y además reciben un ingreso económico.

-¿Cómo fue que surgió el proyecto?
-Lo presentó en el Ministerio la que hoy es la directora de la Dirección General de Sistemas de Gestión Inmediata, Patricia Malanca. Ella lo diseñó junto a Ezequiel García Lizziero, el coordinador general. Como es psicóloga, tiene una inclinación por la promoción de la salud. Siempre tuvo una motivación personal de hacer una experiencia de este tipo.

-¿En otros lugares existe este tipo de programa?
-Existe en otros países y en otras provincias, por ejemplo, en Río Negro, Rosario. En Rosario no es con casas, como nosotros, por una cuestión de presupuesto provincial. El proceso es igual, pero la reinserción es en distintos ámbitos, como parroquias, casas, pensiones, pero el proceso es similar.

-¿Qué tipo de asistencia les brinda el Programa a las “convivientes”?
-Sobre todo recursos sociales en el área recreativa, educativa. Gestionamos el acceso a recursos del Ministerio, atenciones en centros de salud, y todo lo que tenga que ver con la salida a al comunidad. Además tratamos de tender las redes para que puedan integrarse a la comunidad y empiecen a hacer el despegue del hospital que era su lugar de pertenencia hasta ahora

-¿Cuál fue su respuesta?
-Por el lado de las pacientes siempre hubo un interés claro de ingresar pero es complicada la articulación con los hospitales. No terminaban de entender qué características iban a tomar estas unidades convivenciales, y por lo general las confundían con las casas de medio camino, que no son lo mismo. Que sean autogestivas es una diferencia importante.

-¿Encontraron algunos obstáculos a la hora de llevar a cabo el programa?
-Más allá de cuestiones materiales, es notoria la dificultad para remover el imaginario que se tiene del paciente psiquiátrico. Actúa como barrera a la hora de hacer fluida la articulación con los efectores de salud. Las instituciones colaboran y entienden de qué se trata, pero creo que va por el lado emocional y personal de cada profesional del hospital. Hay una dificultad de creer que el paciente psiquiátrico más allá de su enfermedad puede reinsertarse como cualquier persona de la sociedad. En un primer momento del programa fue muy arduo poder articular con los profesionales, hubo muchos recelos, tal vez significaron como algo invasivo nuestra presencia en el hospital. Como viene del Ministerio de Derechos Humanos nos hay demasiadas experiencias de trabajo en red entre distintos ministerios, entonces es nuevo. Dentro del Gobierno de la Ciudad las distintas áreas siempre trabajaron muy aisladas, estaba muy fragmentado todo. A partir de este proyecto hay un intento de articular para un trabajo interdisciplinario y en conjunto.

Puntualmente la dificultad es que dejen de tratar como pacientes a personas que ya están externadas y son ciudadanos como cualquiera de nosotros, que sufrieron en este caso, una enfermedad mental. El imaginario de los médicos responder a las particularidades de la enfermedad psiquiátrica, por ejemplo, un paciente quirúrgico no presenta las mismas cuestiones transferenciales y contratransferenciales que un paciente psiquiátrico, es otro tipo de abordaje. También hay cierta concepción de la sociedad. Ese es nuestro trabajo: lograr que la comunidad toda entienda que el paciente psiquiátrico tiene las mismas posibilidades de disfrutar y gozar de su vida social igual que otro y sin que esto implique un riesgo para nadie. Por eso creemos que la difusión es el camino privilegiado, para que le gente vea que esto se puede hacer y no implica un perjuicio para nadie.

-¿Cuál es la relación del proyecto con la desmanicomializacion?
-El proyecto contempla el espíritu de la desmanicomializacion. También la desestigmatización del paciente psiquiátrico. El trabajo que hacemos nosotros con las pacientes, con el hospital y con la comunidad en general es tratar de cambiar la visión que se tiene del paciente psiquiátrico como una persona que no se puede recuperar. Justamente lo que impulsa el proyecto es la reinserción de las expacientes psiquiátricas como cualquier ciudadano. También tiene que ver con la formación de los profesionales de la salud, hay una tradición dentro de los hospitales psiquiátricos, de tener al paciente ahí “hasta que las velas no ardan”. Parecería que no tienen apuro en reinsertarlo en la sociedad para que pueda desenvolverse como cualquier ciudadano. Hay un imaginario que es difícil modificar. Es por ello que tratamos de articular para mover la imagen del paciente psiquiátrico como una cuestión de pertenencia, que el paciente les pertenece a los médicos. Es importante trabajar el proceso de desinstitucionalizacion y poder insertar a los pacientes en la sociedad, y que logren autonomía, volver a ser ciudadanos.

-¿En cuánto tiempo planifican la concreta reinserción social de ese paciente?
-El programa plantea un año, con un máximo de 2. El proyecto está planteado de una manera absolutamente teórica, no hay una experiencia anterior como para tener parámetros para medir. Concretamente podríamos empezar a hablar de cual sería el plazo estipulado de reinserción una vez que haya un primer egreso.

-¿Cuál es el funcionamiento que tienen hoy en día?
-Dentro del gran equipo que somos hoy, hay 2 subgrupos. Uno que es el encargado de la gestión de recursos, de admisión y egresos, y otro que está avocado a la cuestión convivencial específicamente. Dentro del equipo interdisciplinario hay psiquiatras, psicólogos, terapistas ocupacionales, una psicóloga social, y abogados. Vale aclarar que los psicólogos no hacen un trabajo terapéutico, no trabajamos la terapéutica de las convivientes. El tratamiento lo están haciendo en forma ambulatoria en el hospital. Nosotros las acompañamos en la cuestión de la convivencia y la reinserción social, es decir, nos enfocamos en el monitoreo y no en lo terapéutico.

-¿Cuáles son los mecanismos convivenciales que utilizan para la reinserción de las personas?
-Fundamentalmente el hecho de la convivencia en si ya aporta lo que es la reinserción. En un hospital si bien hay mucha gente viviendo junta no hay una sensación de convivencia. La convivencia en si misma potencia la reinstalación de vínculos sociales, de vínculos emocionales.

-¿Qué es lo que se viene?
-Esperamos que antes de fin de año se inaugure una segunda unidad, y la idea es que sea para los hombres. Se va a trabajar de la misma manera, contemplando algunas diferencias de género.

Mas informacion:
www.buenosaires.gov.ar

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