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17 DE SEPTIEMBRE DE 2006 | ENFERMEDADES PSICOSOMÁTICAS

La Respuesta Psicosomática

Intentaremos leer desde la Conferencia de Ginebra sobre el Síntoma una recomendación lacaniana acerca del abordaje clínico de la difícil cuestión del fenómeno psicosomático, en la medida en que no puede ser entendido como una formación del inconsciente.

Por Haydée Heinrich
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En dicha Conferencia en respuesta a una pregunta, Lacan hace una indicación a primera vista sorprendente: "en la cura de la psicosomática, el inconsciente, la invención del inconsciente, tal vez podría servir para algo".

A mi modo de ver, esta afirmación de Lacan de 1973 puede ser argumentada desde la lógica desplegada desde el Seminario XI respecto del surgimiento del significante en el campo del Otro, con sus consiguientes efectos de alienación y afanisis. Es en el contexto de estas reflexiones que Lacan va a plantear que en el fenómeno psicosomático "la inducción significante a nivel del Sujeto ha transcurrido de un modo que no pone en juego la afanisis del Sujeto". Y un poco más adelante reiterará que allí "ya no podemos más tener en cuenta la función afanisis del Sujeto".
A los fines que nos ocupan, entiendo que es conveniente diferenciar el "efecto" afanisis – en tanto efecto de la alienación significante, y definido por Lacan como la desaparición del Sujeto bajo los significantes que lo representan – de la "función" afanisis, que sería un tiempo posterior y que consistiría en la puesta en juego de esa desaparición.

Esta función afanisis – que no puede ya ser tenida en cuenta en el fenómeno psicosomático – consiste en interrogar los significantes de la demanda del Otro con la propia desaparición (aprendida en el tiempo precedente, el tiempo de la alienación significante) ¿puedes perderme?

Solamente la puesta en juego de la función afanisis permite descompletar la inducción significante proveniente del Otro; así, mediante la función afanisis el Sujeto ataca la cadena significante del Otro en su punto más débil, el del intervalo entre S1 y S2 , haciendo aparecer allí el deseo del Otro, más allá de su demanda.
Recordemos que es en ese intervalo en el que repta, cual un hurón, el deseo del Otro. Al atacar, entonces, la cadena significante de la demanda del Otro en el intervalo, lo que aparecerá es el más allá de la demanda, es decir, el deseo del Otro. Así, ese Otro ya no será un Otro absoluto a cuya merced queda sometido el sujeto, sino que éste ya no estará compelido a responder unívocamente y podrá dar distintas interpretaciones a esa demanda. Si el Otro es interrogado, aparecerá su deseo en el intervalo entre los significantes de su demanda.

Un significante es definido por la distancia, por el intervalo que lo separa de otro significante. Si no hay esa distancia, los significantes se holofrasean, se pegotean, se congelan. Si no hay intervalo, no hay significante, con lo cual tampoco podrá haber formaciones del inconsciente.

Ahora bien, enigmáticamente, Lacan relaciona al enfermo psicosomático con el perro de Pavlov, dando tal vez una pista que nos permitiría a pensar a la psicosomática como más cercana al reflejo condicionado que a las formaciones del inconsciente.
Lacan dice así: "Querría hacerles notar, puesto que estoy en ese terreno (el de la psicosomática) lo que está en cuestión en el reflejo condicionado. Del experimento pavloviano no se señala suficientemente que sólo es posible por cuanto es desmontable el ejercicio de una función biológica (...) es desmontable porque más de un órgano interfiere en ella. Una vez que han hecho segregar a su perro ante un trozo de carne, lo que les interesará a partir de ese momento es cortar la cosa con respecto a la segregación salivar y mostrar que ésta es articulable con algo que funciona como significante, ya que realizado por el experimentador. En otras palabras, el Otro está ahí."

Encontramos en esta cita una función biológica y la posibilidad de articular una función biológica con un significante, el significante del experimentador, el cual – como veremos – aún cuando puede ser un significante para él, no necesariamente funciona como significante para el sujeto.

Lacan sugiere efectivamente que pensemos al fenómeno psicosomático como un reflejo condicionado, al modo del arco reflejo estímulo-respuesta. Podríamos decir entonces que así como el reflejo condicionado puede producirse gracias a que la función biológica es desmontable – porque más de un órgano interfiere en cada función biológica – también el FPS puede producirse gracias a que la función biológica es desmontable; y en tanto es desmontable puede articularse con el significante.

Hay múltiples funciones biológicas que deben cumplirse en el organismo para que todo funcione bien, desde la regulación de la temperatura, los procesos digestivos, respiratorios, las secreciones, excreciones, etc. Estas funciones pueden ser aceleradas, activadas o detenidas por múltiples factores.
Como indica Irma Peusner en su texto "Apoptosis y Pulsión de Muerte": "Hay más de una vía que puede interferir con la función. Es esta propiedad de ser desmontable la que va a posibilitar su articulación con el discurso del Otro que, a modo de interferencia, estimula o inhibe la función." (...) "Es importante señalar que no se trata solamente de perros y salivaciones. El funcionamiento del paradigma pavloviano ha sido comprobado también en seres humanos y para funciones altamente complejas, como la respuesta inmunológica".

En el caso del síntoma histérico tenemos la articulación de una cadena significante con otra cadena significante. En el FPS en cambio, tenemos un salto de registro, la pregunta a responder es de qué manera un significante podría morder lo real del cuerpo. ¿Cómo entender esto de un modo que no sea simplemente alusivo o metafórico?
Entiendo que es para poder plantear al FPS más que como "esa simple palabrería consistente en decir que hay una doblez psíquica en todo lo que ocurre en lo somático" que Lacan recurre al experimento pavloviano, que demuestra que las respuestas biológicas pueden ser condicionadas por determinados estímulos que no son los naturales.

¿Cómo pensar entonces que, al modo de las lucecitas o campanitas pavlovianas, alguna orden, un signo, una demanda o simplemente la presencia del Otro (como dice Lacan: "El Otro está ahí..." ) puedan también ser articulados con una función biológica en el parletre? ¿Cuáles serían las condiciones de posibilidad y las consecuencias de una articulación inadecuada?
Lacan nos lleva a pensar que podría darse una relación con un Otro, que tuviera sobre el sujeto un ascendiente similar al de Pavlov con el perro, haciéndolo víctima de una demanda de características particulares, que como decíamos, no pone en juego la función afanisis del sujeto.

Efectivamente, como indica Lacan respecto del perro: "El experimento puede provocar en él toda clase de trastornos, pero, al no ser hasta el presente un ser que habla, no está destinado a poner en cuestión (a interrogar) el deseo del experimentador – que por otra parte, si se le interrogase, estaría muy embarazado para responder".

Esta frase es la que introduce la cita que todos conocemos sobre el efecto psicosomático: "Este experimento tiene el interés esencial de permitirnos situar lo que hay que concebir del efecto psicosomático: Incluso llegaré a formular que cuando no hay intervalo entre S1 y S2, cuando la primera pareja de significantes se solidifica, se holofrasea, tenemos el modelo de toda una serie de casos..."

Es en la lúnula que intersecta la falta del Sujeto y la falta del Otro que Lacan nos enseña a situar al Inconsciente. Por el contrario, cuando la función afanisis no puede ser puesta en juego, es decir, cuando los significantes del Otro no pueden ser interrogados como para que aparezca su falta en el intervalo entre S1 y S2, "la primera pareja de significantes se solidifica, se holofrasea".

Efectivamente, creo que se puede afirmar que la particularidad del FPS se inicia con el fracaso de la interrogación del deseo del Otro, que al no ser interrogado, no funciona como deseo enigmático a ser respondido fantasmáticamente. Cuando, además, esta inducción significante que se ha vuelto holofrásica apunta a una función biológica, ésta puede dislocar su funcionamiento.
Ahora bien, holofrase es un término que Lacan toma de la lingüística, que se utiliza para designar una palabra que adquiere el valor de toda una frase. P.ej. socorro, fuego, auxilio… Con una palabra como esa no hace falta preguntar nada más, solamente cabe responder, salir corriendo, llamar a los bomberos, etc.

El ejemplo clásico es el de las señales de los barcos. Según el color, el dibujo, etc., significan algo en particular. Esas señales por definición no pueden ser interrogadas, no funcionan entonces como significantes que representan al sujeto para otro significante, sino que funcionan como un signo que significa algo para alguien.
Cuando la demanda del Otro funciona como una holofrase, como un signo y no como un significante, no hay malentendido posible. El significante por definición es equívoco. El signo por el contrario no admite condensación ni desplazamiento, porque su significado es univoco - no equívoco. El signo deja fuera de juego las formaciones del inconsciente, y al interferir con una función biológica puede producir en el organismo una respuesta inadecuada.

Sin embargo, es importante señalar que no es el significante holofrásico quien produce directamente la lesión, cosa que sería difícil de pensar, solamente tiene la capacidad incuestionable de alterar la función biológica. Por lo tanto, a los fines de pensar nuestra incidencia clínica desde el psicoanálisis, creo que es válido diferenciar un primer tiempo en el que la inducción significante holofrásica puede alterar el ritmo y normal desempeño de una función biológica, y un segundo tiempo, en el que ese funcionamiento alterado, dislocado, puede lesionar lo real del tejido. Basta con pensar en las consecuencias que puede tener sobre el organismo, p.ej. que la secreción gástrica -destinada a desintegrar un trozo de carne- actúe ante el solo sonido de una campana, erosionando las paredes del estómago.

Cuál será la función biológica elegida, dependerá seguramente de las modalidades de goce del Otro, sea sobre el aparato digestivo, respiratorio, la incidencia de la mirada del Otro sobre la piel, etc. Esta presencia del Otro sobre un cuerpo al que no permite funcionar solo, iniciada probablemente en un tiempo en el que el Sujeto no cuenta aún con recursos como para interrogar ese goce, hace que esa función biológica difícilmente pueda ser olvidada como para adoptar un funcionamiento autónomo.

Sin embargo, también existe otro tipo de lesiones en las que el goce del Otro no se concentra en una particular función del organismo, sino que ejerce sobre el Sujeto una presión que – al no ser interrogable – se hace igualmente excesiva. ¿Cómo pensar por ejemplo la hipertensión arterial, las afecciones cardíacas o las enfermedades autoinmunes? Tal vez en estos casos la presencia del Otro produzca esa "perplejidad orgánica" comunmente conocida como "stress", a la que Lacan se refiere en el Seminario X, y que tendrá asimismo la capacidad de dañar los distintos órganos involucrados por exigir de la función un rendimiento que la excede.
Detengámonos aún un momento en el perro de Pavlov, de quien decíamos que no está capacitado para interrogar el deseo del experimentador. Lacan va a decir que si bien las lucecitas son significantes para el experimentador no lo son para el perro, "porque para el animal los significantes manifiestan entre sí una especie de equivalencia", podríamos decir que para él son sólo señales, holofrases, estímulos que desencadenarán una determinada respuesta.

Respecto de este condicionamiento estímulo-respuesta, es interesante pensar que los psicólogos conductistas imaginan el funcionamiento psíquico en general como una caja negra en la que entra un estímulo y sale una respuesta, la que debe ser re-condicionada. Nosotros hemos aprendido a reemplazar esa caja negra por el esquema del peine, ya que entre el polo perceptivo y el polo motor Freud ubica nada menos que las inscripciones inconscientes, con todo lo que eso implica.

Sin embargo, decíamos que Lacan parece estar utilizando este esquema estímulo-respuesta para el FPS, al que llama "efecto" y que de ninguna manera puede ser entendido como un "síntoma" producido por el Inconsciente. Aún más, podríamos decir ahora que es justamente en la medida en que el Inconsciente quedó fuera de juego, - en tanto el sujeto se enfrenta a signos que no pueden ser tramitados por la vía de las formaciones del inconsciente -, que una lesión psicosomática puede producirse. Es en este sentido, que cobra dimensión la indicación de Lacan de que para la cura de la psicosomática, "el inconsciente, la invención del inconsciente, podría servir para algo".

¿Cómo pensar esto en la clínica? ¿Cómo inventar el inconsciente?
Cuando una demanda del Otro, algún acontecimiento traumático, alguna pérdida sufrida por el Sujeto, alguna irrupción de lo Real no pudo ser interrogada, esos significantes habrán dejado de comportarse como tales, habiendo pasado a ser puros signos plenos de sentido.
No serán aptos así, para producir metáfora ni metonimia, y en consecuencia ya no podrán ser tramitados mediante las formaciones del inconsciente. Serán signos holofrásicos que habrán dejado fuera de juego al Inconsciente que deberá ser reinventado en el análisis.
Creo que esto puede ser pensado sobre la base de lo que Freud plantea respecto de las Neurosis Traumáticas en el cap. IV de Más allá del Principio del Placer. En aquellos casos en que una cantidad de energía no ligada ha traspasado la barrera antiestímulo, no puede esperarse la producción de sueños de realización de deseos en tanto formaciones del inconsciente, antes que esa energía haya sido ligada simbólicamente.

No poder responder con la liviandad del significante, con la equivocidad del significante, produciendo formaciones del inconsciente, deja al sujeto indefenso y la demanda del Otro puede impactar directamente sobre el organismo.

A mi entender, no se trata entonces en el análisis de interrogar la lesión psicosomática, sino de interrogar esa demanda holofrásica que no pudo ser interrogada por el sujeto. ¿Qué fue lo que funcionó como signo y provocó que el inconsciente quedara fuera de juego?
Entiendo que no se trata de sintomatizar la lesión, (al menos desde la lógica expuesta no me imagino cómo esto podría suceder) sino de reintroducir la dimensión del significante y del malentendido, que permita sintomatizar, soñar, equivocar el estímulo que otrora fuera holofrásico.

Mas informacion:
www.efba.org

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