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6 DE JUNIO DE 2006 | PSICOANALISIS Y HOSPITAL

La Práctica del Psicoanálisis en el hospital y el discurso cntemporaneo

De las distintas variables a considerar en relación a la práctica del psicoanálisis en el hospital, he decidido recortar algunos interrogantes en torno al problema que plantea la demanda de tratamiento, en lo particular de una clínica, en la sección llamada "Psicodermatología", de la Cátedra de Dermatología, del Hospital de Clínicas.

Por Viviana Vasallo
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Es sabido que la demanda de tratamiento no es necesariamente demanda de análisis. Lacan pone el acento en las entrevistas preliminares, preliminares a un análisis, entrevistas en donde de lo que se trata es de escuchar en quien habla cómo y a quién dirige sus palabras, cuál es la suposición que funda su demanda, si hay allí una suposición de saber aún indeterminado.

Si, sea cual sea la forma que adopta esa demanda, queja o síntoma, hay algún mensaje que la demanda supone detrás de lo que aparece como queja, si hay alguna pregunta que el síntoma introduzca, pregunta que lleve a una suposición de saber. En qué medida el analista está incluído en la demanda, y si esa suposición de saber puede ser transferida al analista, SSS, tiempo inaugural de un análisis, instalación de la transferencia. La subjetivación de la queja hace de un paciente un analizante. Colette Soler plantea que en la entrada en análisis el acto analítico incide sobre el síntoma, para hacer de éste un síntoma analizable, será analizable en la medida en que pueda perder algo de goce, que pueda producirse un trueque del valor de goce del síntoma, por un valor de saber, saber supuesto adjudicado al analista en el momento de la instalación de la transferencia. Cómo pensar esta operación, cuando no es el paciente quien solicita tratamiento, sino que es mandado por otro, el médico, quien en muchos casos no tiene clara cuál es la razón de la derivación. Paciente que se traslada del consultorio del médico al del analista, portando su cuerpo enfermo, cuerpo enajenado en la dimensión de un organismo, cuerpo que en muchas ocasiones da a ver o se muestra por sí mismo, forzando al analista a alojar ese cuerpo, retirando prudentemente la mirada. No hay allí una primera intervención que diferencia campos. Medicina -Psicoanálisis, organismo - cuerpo, yo - sujeto?, no se trata de una apuesta siempre renovada a la emergencia de un sujeto, del Icc.?. Podríamos pensar que en este espacio particular de un Servicio médico, en una institución hospitalaria, el paciente viene con una transferencia fuerte hacia el hospital, y en algunos casos hacia el médico, que puede llegar a sostener la derivación, y que es necesario fundar junto con el espacio de la palabra, el espacio para la configuración de otro saber, más allá del saber sobre el
organismo. No se trataría primero de abrir la posibilidad de una demanda de tratamiento que puede después derivar en una demanda de análisis? El transcurso del tratamiento hospitalario no puede ser pensado en algunos casos como el transcurso de las entrevistas preliminares?, Y en cuánto al goce no ya del síntoma, sino del cuerpo?, goce particular del FPS, cómo introducir un acto, que posibilite el acotamiento de goce necesario para que un paciente se instale en un dispositivo analítico?. En el Seminario XI Lacan señala que la presencia del analista " es una manifestación del Inconciente", inconciente que solo se abre para volver a cerrarse en una pulsación temporal.. "El icc. es la suma de los efectos de la palabra sobre un sujeto, en el nivel en que el sujeto se constituye por los efectos del significante..." El sujeto no es el sustrato viviente, ni ninguna especie de sustancia, ni ningún ser del conocimiento, sino el sujeto cartesiano, que aparece en el momento, en que la duda se reconoce como certeza, certeza que yerra. El campo del icc. que Freud descubrió es un campo que por su propia índole se pierde. "En este punto, la presencia del analista es irreductible, por ser testigo de esta pérdida." No está llamado el analista en estos casos a intervenir con su acto, para asegurar que algo se pierda? Para asegurar un intervalo?, una discontinuidad aún en la cronicidad de la enfermedad? Irene responde a mi llamado inicial, para coordinar una entrevista en el hospital, con un "Si Ud. quiere", viene después de la insistencia de la dermátologa, padece de psoriasis, desde hace 14 años, fecha en que su marido fallece de un ataque cardíaco, delante de sus ojos. Se muestra pesimista, enojada, desganada, habla de las ampollas como "mis amigas", viene 2 ó 3 veces, y por espacio de un mes no viene ni llama, La veo en el corredor al que dan los consultorios, pienso que vino a ver al médico, me acerco y ante mi sorpresa dice: "Vamos". No acusa recibo del tiempo transcurrido, "Tanto tiempo pasó, no me dí cuenta"...,"pensé que me hacía bien venir a hablar..." El analista en un Hospital no sólo enfrenta la demanda o falta de demanda del paciente, sino que también se encuentra con la demanda médica. Cuál es esa demanda?, en un servicio que no es de psicopatología, se plantea la interdisciplina, y ésta en qué consiste?, cómo juntar espacios y campos diferentes, cuando justamente la intervención del analista con el paciente está orientada a otro cuerpo, que el cuerpo con el que trabaja la medicina? La demanda del médico en general es demanda de contención...para el paciente, pero también en relación a aquello que genera su impotencia, su frustración o su angustia, el estallido de un pénfigo, una alopecía que no repuebla, una autoescoriación curada una y otra vez, que vuelve a lastimarse justo en el mismo lugar... De la demanda inicial, en el cruce de dos discursos que no son complementarios a una interacción lógica y necesaria entre profesionales hay un tránsito que del lado del analista consiste en soportar esta demanda , para construir un lazo que le permita ir introduciendo algo de este otro saber. Existe además otra demanda, que es la demanda de investigación, investigación que es pensada desde los parámetros de las ciencias naturales.
Situación que coloca al analista ante una paradoja, no puede responder desde ese lugar, pero no responder lo deja por fuera de un espacio que es institucional. Se plantean cuestiones del tipo de cómo traducir lo intraducible o cómo crear un lenguaje trasmisible, más allá del estandarizado DSM IV. Si bien el analista se autoriza como tal en su análisis, en una institución, autorizar su práctica y diferenciarla de otras se transforma en parte del trabajo que asegura su inserción en esa institución. El discurso que atraviesa la institución y sus miembros es el discurso capitalista, discurso del individualismo, del consumismo, de la globalización que iguala lo inigualable, que incide en el sujeto, en el desborde la pulsión , pero que también enfrenta al analista con el discurso de la ciencia, ciencia que estandariza, describe fenomenológicamente, y pierde de vista la subjetividad, el uno por uno que caracteriza la práctica analítica. Esta sección recibió en sus inicios un nombre, que resume tal vez, la incidencia del discurso capitalista en el marco de la ciencia, PSICONEUROINMUNODERMATOLOGIA, reunión pretendida de diferentes encuadres?, reunificación cuerpo-mente?, interdisciplina?. Por largo, y quizás por imposible el nombre cayó ....en desuso.


Mas informacion:
www.kennedy.edu.ar

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